30/10/09

Decálogo del hombre que está solo y escribe (cada tanto)

Un decálogo consta de diez enunciados: me pregunto si llegaré a listarlos.

1. Cuando entrás al nuevo hábitat cerrás los ojos y bajás la cabeza para no enfrentarte con la soledad que te estaba esperando.

2. Hay que esquivar la soledad o pisarla haciendo ruido; mi viejo amigo Tom Waits estuvo ahí para hacerme la gamba, quién mejor, él que tan proscripto estaba (yo también).

3. Por las noches, la radio al lado de la cama, bajito, con gente que habla sin parar y despertar con el mismo murmullo. Por el momento no habrá tele (de todos modos ya terminó Capusotto).

4. Después de cada comida hay que lavar todo: estar ocupado aburre a la soledad.

5. Aprender a usar el lavarropas no fue tan grave (sí, denigrante: cosa de mujeres); ropa negra aparte, las camisas recién lavadas conviene colgarlas de perchas: quedan casi planchadas (consejo de mi mámele).

6. Me cuelgo de internet de un vecino al que le hackeé la contraseña: conexión medio chota pero se banca: a veces no anda (recomendación: no usar de contraseña el nombre de usuario).

7. Heladera pequeña sin freezer, cagamos; después me di cuenta de que se puede vivir sin freezer y sin microondas.

8. No es tan fácil cocinar para una persona: o te quedás corto o te sobra.

9. Ahora resulta que mi ex lee este blog, cuando me juró que nunca le había interesado lo que escribía.

10. Después de 15 días la soledad y yo somos buenos amigos: ya no hace falta hacer ruido para estar solo.

28/10/09

Ramera - etimología


Hacia fines de la Edad Media, era costumbre en España colgar un ramo en la puerta de las tabernas para indicar que no se trataba de viviendas particulares y llamar de esta manera la atención de los clientes (v. cliente).

Las prostitutas, así como hoy ocultan sus negocios haciéndolos pasar por casas de masajes, en aquella época los disimulaban colgando en su puertas un ramo, como si se tratara de tabernas. Por esa razón, las comadres empezaron a llamarlas rameras, una palabra que les sonaba más púdica que prostituta. Este vocablo aparece registrado por primera vez en español a finales del siglo XV, como, por ejemplo, en La Celestina (1499), de Fernando de Rojas:
Esta mujer es marcada ramera, según tú me dijiste, cuanto con ella te pasó has de creer que no carece de engaño. Sus ofrecimientos fueron falsos y no sé yo a qué fin.



Latín para impresionar a la cajera del supermercado chino


Hortantibus amici

"Por consejo de los amigos"

Cornelius Nepos





Gracias, El castellano
por aparecer en los momentos de sequía.

20/10/09

Ecce ars (me han dejado sin palabras)

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El Burgués Apóstata, 2009

11/10/09

La canoa de mármol


Melandri es copropietario de una cabaña en el Tigre con un sujeto que se hace llamar el Marmolista (la señora del arquitecto lo llama el Marmolesto; ella sabrá). Podría haber utilizado la palabra "amigo" en vez de "sujeto", pero todavía (luego de más de 20 años de haberme cruzado con él en ágapes sociales melandrinos) no me queda claro si es considerado amigo o no.

Poco tiene que ver con el mármol; aparentemente, durante una reunión social remota se ensañó con la exaltación de las virtudes del mármol y así le quedó el mote. Otros, aseguran que es más pesado que comer una milanesa de mármol; tal vez ambas sean ciertas (especialmente la segunda).

Dueño de una voz profunda, de la cual también está profundamente enamorado, gusta de hacérnoslo saber emitiendo juicios grandilocuentes basados en el rigor científico del vacío de sentido o el venerable disparate, cuando no la más perfecta boludez.

Durante un viaje en auto había que relevar el volante y él se ofreció diciendo: "Me considero un buen conductor". Los pasajeros de ese vehículo, luego de 21 años, no han conseguido superar la fobia de desplazarse en trasporte automotor.
Oportuno es decir que aquel que precisa proclamar una virtud propia a los cuatro vientos carece de ella.

La copropiedad de la isla en el Tigre determinó que Melandri tiene los sábados y el Marmolista los domingos, de ese modo no se cruzan y el mundo continúa girando.
Ocurrió hace un par de semanas que el Marmolista, un triunfador en el desconocimiento de las leyes de la náutica y el equilibrio, se hizo construir una canoa.
Describámosla rápidamente:

Canoa
Constructor: J. Mbrebmeb (ing. náutico blogoslavo; ver tradición naútica blogoslava aquí)
Nombre: Capitán Espárrago (bautizada así por sus hijos)
Color: violeta con bordes amarillos (fino balance entre el mal gusto y la putez)
Capacidad: 200 kg
Plazas: Miserere, de Mayo y Huincul; no, 4 ubicaciones mal ubicadas para favorecer el emplazamiento de "un dispositivo que permitirá la inserción de una vela o sombrilla" (sic).
Estabilidad de la nave: menor que cero
Dimensiones de la quilla que permitirá la implementación de la vela: ¡no tiene quilla, imbécil! ¡se trata de una canoa cuyo piso es plano como un papel.

Estando de visita el Herr Professor Weissenstein, fuimos el fin de semana pasado con el Conde Mascetti, Melandri y quien suscribe a realizar un encuentro fluvial de camaradería gastronómica y etílica que terminó botando el "Capitán Espárrago" en un meandro del río Sarmiento. Previendo que esto ocurriría (la embriaguez y el paseo en canoa) abordé el navío con atuendo suplente adecuado. No así el Herr Professor que no quiso dejar sus flamantes y costosísimos borceguíes teutones adquiridos en la frontera de Nürnberg con Blogoslavia.
Deslizamos la canoa por una rampa mohosa sobre la cual Melandri resbaló y cayó de culo al barro (el río estaba bajo). Una vez rescatado nos lanzamos los cuatro a la aventura. Ubicado en la proa, remo en mano, me sentía el último mohicano remontando el Mu-he-kun-ne-tuk. Mientras Melandri corregía el rumbo desde la popa, el conde y el Herr Professor disfrutaban del paseo.
Luego de 300 metros (todavía no me explico cómo llegamos) dimos con un brazo más ancho del río por el cual pasaban navíos de mayor calado que producían oleajes de alto riesgo para nuestra precaria estabilidad. Pudimos sortear más con suerte que habilidad una oleada de un indiferente transatlántico caribeño. Resueltos a no abusar de nuestra fortuna resolvimos regresar de inmediato; sin embargo, un movimiento brusco del conde Mascetti al intentar espantar un tábano nos desestabilizó provocando el hundimiento inmediato del "Capitán Espárrago".
Duplicando la capacidad máxima de peso, el atroz e ingobernable bote comenzó a hacer agua por cualquier costado causando al menos una veintena de hundimientos más hasta que pudimos regresar sanos y salvos a puerto.

Dice Melandri que al preguntarle al Marmolista quién le había sugerido la construcción de semejante aborto náutico solo se defendió diciendo: "Soy un principiante".


N. del BA: a estas horas, el constructor de la canoa se encuentra prófugo de la justicia. Algunos dicen que huyó a Blogoslavia en una lancha colectiva Interisleña.

9/10/09

The Wolf Tones - Admiral William Brown (con subtítulos)

Confirmado: hace cientos de años hubo un grupo de argentinos que fue abducido por ETs.
Luego de intentar hacer un asado en la cubierta del OVNI fueron literalmente arrojados de la nave a lo que hoy se conoce como suelo irlandés.

2/10/09

Basta de volver a empezar


Ocurren cosas en la vida de un hombre que le tuercen el destino inesperadamente.

Quisiera creer que a todos nos pasa, que no hay gente que vive la vida de una forma nada estimulante; aunque ese estímulo (etimológicamente, pinchazo, viene de stylo: púa, espina) a veces tiene la forma del hambre o la frustración o la mala suerte o la supuesta incapacidad de cambiar.
Uno elige reaccionar al estímulo o abandonarse.

Bueno, aquí se podría instalar el debate sobre si uno provoca los cambios o bien vienen de la estratósfera alienígena, del dedo divino de la Capilla Sixtina, del taoismo o un billete ganador del Lotto. Pero no es la intención del post.

Un hombre se cae y se levanta. Es todo lo que puede y sabe hacer, aparte de enunciar refranes de consuelo o postergación.

Este año me han ocurrido cosas -algunas las provoqué otras cayeron por añadidura, eran esperables, tal vez inevitables- que me dejaron en medio de una encrucijada importante. Entiendo que todo el tiempo nos salen al cruce nuevos caminos, algunos más visibles que otros, más o menos relevantes, pero todos, ya sea siguiéndolos o ignorándolos, nos modifican sustancialemente. Así, imaginar la propia vida como una línea recta es incurrir en un error; me suscribo a un intrincado laberinto.

Como dije antes, este año tomé decisiones graves, no porque fueran ominosas sino porque fueron trascendentales.
Lejos de quitarle importancia quiero decir que a estas alturas de mi vida ya no puedo decir que vuelvo a empezar, porque es erróneo.
Yo empecé una sola vez y fue cuando nací.
Lo que hago con mi vida -y seguiré haciendo (irremediablemente)- es continuarla.


Vermouth, papas fritas y good show.