20/12/12

¿Volviste?

La principal causa de muerte en las playas tropicales es el coco (cocos nucífera).
En el resto del mundo, la humedad.

Eso fue lo primero que pensé cuando desperté y no pude ver mis pies al costado de la cama pues estaban hundidos en una densa neblina que apenas se levantaba del suelo.

Este hecho podría llamar la atención si no fuera porque la niebla forma parte de nuestro paisaje sin importar la estación del año: al sur está el infinito manglar; al oeste el campo de golf; al este la laguna (el mar). Con semejantes generadores de humedad la niebla cubre todo hasta que el sol la disipa. Tan densa es que suele filtrarse (en realidad, pocas veces) por debajo de las puertas de las casas y extenderse por todos los rincones.

Luego recordé el golpe seco que vino de la sala o la cocina, no lo supe todavía pero ahí entendí lo del coco: fue un sueño partido al medio por la vigilia. Caminé intrigado y me reía a la vez porque al patear la neblina me sentía Drácula o Frankenstein en su castillo. Al llegar a la sala oí correr el agua en la cocina, entré y me senté en silencio. Luego dije:

- Volviste.

Ella estaba de espaldas lavando los platos de la noche anterior y la otra y la otra...
Se dio vuelta, me miró por sobre el hombro, sonrió apenas y siguió lavando.

- ¿Por qué volviste?

Se enjugó el sudor con el puño de la camisa y siguió lavando sin decir nada.

- ¿Qué significa esto, que te vas a quedar, que ya no te vas a ir nunca más, que me querés, te echaron, cuándo volviste, dónde estabas, qué carajo hacés acá?

- Tonto…

- No, en serio, ¿qué te pensás, que podés ir y venir cuando se te cante?

- ¿Tenés más detergente?

Me levanté y me fui al baño. Al volver tenía servido el desayuno humeante como a mi me gusta. El sol entraba por las ventanas, ella y la neblina habían desaparecido.
Los platos estaban limpios y sobre el piso de baldosa fría un coco roto.

-*-

Sus idas y vueltas se repitieron durante muchos años. Unas veces la encontraba, como hoy, en la cocina; otras en la sala sentada mirando la tele como si fuera el primer día; lavándose los dientes en el baño. Hicimos el amor también (sin muchas ganas).

Hay un problema con esta maldita niebla que rodea al pueblo desde siempre: nos da olvido. Es haragán, poroso, de esos olvidos que dejan rastros irreconciliables.
Será por eso que no recuerdo si todo esto ocurrió antes o después de su muerte.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Bien Walter, qué bueno que volvió. Parece que siempre, tarde o temprano vuelve! Parece que nisiquiera la muerte la detiene de hacer lo que quiere, de ir a dónde quiere.
Besos!
Flavia

maxmad dijo...

Faltabas querido Walter; debe ser la carrera de idolo de la viola que te impide escribir... como esta la combo Fender Strat + Marshall?

El Burgués Apóstata dijo...

Jajajajaja! La fender y el Marshall hacen una buena pareja; lástima que tienen un hijo medio nabo...

La magia dijo...

Reciba la opinión de este humilde escritor, de apenas 21 años:
Mi amiga Flavia me recomendó leer este blog. Quisiera felicitar al autor por tan brillante obra; escalofriante por momentos, y con ese toque de magia a la que soy afecto.
Espero ansioso ver más de sus obras.