Días atrás, durante un asado en lo de Mola, mientras las mujeres hablaban de lavado de vajilla y el dramático punto arroz, sobrevolamos el tema dengue atomizando curas y prevenciones nacidas de la desinformación que proporcionó el gobierno más el estado de opinión general (doxa).
Por suerte tenemos entre nuestras filas al Pájaro, eminente ingeniero agrónomo dedicado a defender los intereses de una multinacional, quien nos explicó que un mosquito con dengue no vuela más allá de 150 m (¿o eran 400?) y no vive más de tres semanas.
De modo que fumigando en un radio de 400 m el peligro del dengue estaría controlado. El problema es cuando el sujeto infectado sale de la zona infectada y es picado por un mosquito sin dengue; éste es el nuevo portador.
Lo que sí sobrevive a las fumigaciones son los huevos; por eso se pide que se eviten dejar recipientes que puedan llenarse de agua donde los putos dengófilos dejen sus huevos.
Pasado este breve reporte profiláctico continuamos con las picaduras de otros seres del mundo entomológico, abejas, abejorros, avispas, jejenes, que en vez de picar te violan, hasta que el Pájaro nuevamente aportó que en el sur hay un moscón letal pero pesado, pues es voluminoso como carozo de durazno. Los lugareños, dice, cuando sienten que se le posa uno encima lo agarran rápido con índice y pulgar y mientras se convulsiona (el moscón) le clavan un escarbadientes en el orto. Luego lo sueltan y lo dejan volar graciosamente hasta que minutos después muere.
Qué bella anécdota...
(¿se nota que mis musas se fueron de vacaciones?)
5 comentarios:
No tiene nada que ver con el dengue, pero de tu post me surge una duda: ¿qué clase de mujeres van a los asados donde vas vos que hablan de esas cosas?
En los asados donde voy yo las minas hablan de cosas como la existencia del punto G, largo vs. grosor del pitulín y cuestiones por el estilo. Y sí son unas asquerosas...
estas mujeres son unas turras porque hablan en código; cuando se refieren al lavado de la vajilla en realidad hablan de cuán bien o mal las satisfacen los maridos. El punto arroz, es un eufemismo del punto g.
y nosotros riéndonos como boludos por el moscardón ultrajado...
Posiblemente las musas necesiten picar, con tanto repelente en uso por estos días, dichas musas te andan esquivando.
jodido cuando alguna diga que está contentísima con el lavavajillas automático (qué cagada, yo en casa tengo uno)
pobre tufí, me imagino la amargura cuando después de una multitudinaria y aburrida cena ella diga "menos mal que tengo el lavavajilla automático".
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