Cuando a un argentino se le demanda hacer algo y responde
ahora va, o
ya va, póngale la firma a que lo solicitado no se realizará.
Tal vez se deba a la conjunción mágica de los adverbios
ahora, ya, hoy y el verbo
ir, que neutralizan en estas pampas toda posibilidad de acción.
En la oficina:
¿Cuándo me van a arreglar la PC?
Ya va.
¿Ya entregaron la mercadería? Está pedida hace 10 días.
Ahora va.
¿Fuiste al correo?
Ahora voy.
En casa:
¿Sacaste los perros a dar la vuelta?
Ya voy.
¿Podés sacar la basura?
Ahora va.
¿Cambiás la lamparita del baño?
Ya va.
Hay una explicación gramática.
Y tiene que ver con la forma de futuro propio del español del Río de la Plata.
En España, el futuro puede enunciarse así:
ahora iré.En Argentina, decimos,
ahora voy a ir, ahora voy a hacer, (a ver, etc)
. Al contestar
ya voy, o
ahora va, se confunden los tiempos verbales del presente con los del futuro (truncado, pues le faltan la preposición
a y el infinitivo
hacer o
ir, etc. para constituirse futuro), los pronombres, el tipo de acción a realizar, logrando así el eterno postergador argentino una especie de impunidad y excusa ante el reclamo de la solicitud incumplida.
Sin embargo, el peor adverbio con el que le pueden contestar es
mañana.
Con esta respuesta olvídese de todo:
mañana nunca llega.
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