Aunque se mantuvo en secreto (hasta hoy) encuentro necesario denunciar que los sistemas teológicos impuestos oportunamente por el
hinduísmo, judaísmo, cristianismo, islamismo, etc., han caducado en el último tercio del siglo
XX.
Si
Ud. cree que estoy equivocado o loco y asegura ser aún un fervoroso devoto de alguna de las arriba mencionadas religiones, lamento informarle que se trata de un reflujo ilusorio, un efecto colateral de la adicción al ácido litúrgico.
En 1970 la Verdad le fue revelada a
Harold von Braunhut, científico e inventor nacido en
Tennesse pero de origen alemán, quien luego de un minucioso estudio decidió lanzar al mercado el
Kit para convertirse en Dios.
El
Kit, que se vendía en todas las tiendas por sólo U$S 20.03, constaba de una atractiva cartulina impresa al que se adosaban tres sobres, una
mini-cuchara y un catálogo con las instrucciones de uso, todo recubierto por un
blíster plástico.
El primer sobre tenía impreso el número 1, se llamaba "Preparador de agua" y explicaba que su contenido (una especie de verbo que separaba luz de tinieblas) propiciaba el
medio ambiente ideal para los pequeños huéspedes contenidos en el sobre nº2.
El sobre marcado con el número 2 contenía el denominado "Plasma viviente" que era donde se encontraban los
huevecillos en estado latente.
El tercer y último sobre impreso con el número 3 era el alimento para los seres creados por este nuevo dios.
La campaña publicitaria de
Instant Life (así se bautizó inicialmente al producto) se basaba en que al convertirse uno mismo en Creador se esperaba que el nuevo Dios atribuyese un carácter emocional e inteligente a estos seres-mascotas.
Para ello se promocionó un catálogo de accesorios y estanques especiales, p.ej.: un parque de diversiones-estanque con montaña rusa, rueda de la fortuna, etc., donde las mascotas podían
divertirse.
Otro accesorio curioso era la pista
Derby en la cual los sea
monkeys (así fueron llamadas finalmente las mascotas)
fungían como caballos de carrera y competían entre sí
(fuente: wikipedia).
Estos
animalitos -hoy lo sabemos- fueron cuidadosamente diseñados genéticamente por el Profesor
Braunhut, de modo que su evolución tuviera un ritmo vertiginoso.
En menos de 40 años los sea
monkeys se adaptaron, salieron de sus estanques y hoy conviven con nosotros los descendientes de Adán y
Eva.
Aunque gran parte decidió irse a vivir a las profundidades del océano, otros -de inteligencia sensiblemente inferior- decidieron quedarse y son los que han alcanzado puestos importantes en empresas de primera línea y también en política.
Tal vez sea prematuro
aseverarlo -no está dicha la última palabra aún-, pero convertir a Dios en objeto de consumo para ejercer sus poderes cósmicos de manera múltiple no fue una buena idea.
3 comentarios:
Ahora entiendo lo a qué se refería Feinmann.
melandri, tu sordera está avanzando de manera preocupante: estás alterando el orden de las palabras.
es muy interesante yo te lo creo agregame en messemyer para hablar gathurday@hotmail.com
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