Los pueblos prehistóricos indoeuropeos empleaban la raíz -skand para formar palabras como ‘saltar, trepar, escalar’, que en nuestra lengua dio origen a palabras como ascender, descender, ascensor, escala, escalera y trascendencia, entre muchas otras.
Pero los indoeuropeos componían con -skand y el sufijo -alo el vocablo skand-alo, que significaba ‘obstáculo’, ‘dificultad’, y que llegó al griego como skandalon ( ‘obstáculo’, con el sentido de ‘trampa para hacer caer a alguien’). En el latín tardío el vocablo fue recogido con la denotación de ‘escándalo’, ‘oprobio’, hasta llegar el castellano con su forma actual.
Escándalo dio lugar al verbo escandalizar, que ya aparecía en el Quijote:
(...) habiendo declarado el caso a los señores inquisidores, le mandaron que lo deshiciese y no pasase más adelante, porque el vulgo ignorante no se escandalizase; pero en la opinión de don Quijote y de Sancho Panza, la cabeza quedó por encantada y por respondona, más a satisfación de don Quijote que de Sancho.
(...) habiendo declarado el caso a los señores inquisidores, le mandaron que lo deshiciese y no pasase más adelante, porque el vulgo ignorante no se escandalizase; pero en la opinión de don Quijote y de Sancho Panza, la cabeza quedó por encantada y por respondona, más a satisfación de don Quijote que de Sancho.
Fuente: La Palabra del Día
3 comentarios:
Amo la etimología.
Y si fuera recurrente en más de un personaje público, más en aquellos que se autoproclaman "profesionales de la palabra", podrían evitarse muchísimas barrabasadas lamentables.
Apoyo posteos como estos.
Walter, te mando un saludo. Recién esta semana terminé de rendir, te mando un mail luego para coordinar.
ok, luis.
a ver si escribís algo en tu blog.
abrazo.
eba
Felicitaciones. La etimología es una fuente que nos permite beber de la más recóndita historia de la humanidad. Gracias
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