8/1/09

El plan divino I


Hacia fin del año pasado me reuní a dialogar una tarde de calor en la casa de Conrado Geiger quien además de tener una biblioteca parecida a la mía (casi los mismos raros libros), fanático como yo de las etimologías, me dijo que la perteneciente a pecar era errar el blanco, que pecado no tendría un origen vinculado a lo religioso, que una flecha con destino equivocado sería una perfecta pecadora.
Decir que Conrado es un creyente sería una falacia; más bien es una persona que racionalizó y aceptó la existencia divina; yo en cambio, fui creyente, luego racionalicé y acepté Su existencia, luego la negué, luego me enojé con Él, luego me di cuenta de que era inútil hacerlo, luego le pedí fuerza de espíritu, luego ando armando y desarmando Su existencia en las intermitencias de mi ánimo, luego ando errando, es decir pecando.
Pero lo que me dijo Conrado me hizo imaginar lo prohibido (Dios), fue una epifanía (si es posible tenerla en mi estado): por un momento vislumbré (no puedo decir que lo entendí) el universo funcionando y su inextricable arquitectura. Quizás pude ver solo su envés, apenas un infinitésimo de la trama. Un tejido donde la colorida casualidad reposa sobre la causa. Vi el movimiento calmo y constante del paño universal, maleable como las olas suaves de un río, vi como todo, cada acto, cada voluntad tiene un efecto sobre lo demás, como todo está interconectado, vi como todo tendía hacia el mismo destino indescifrable: la flecha que no peca.

Ese es el plan aunque no sé en qué consiste.
Las alucinógenas religiones dicen que pecar es ir contra Dios, es ofenderlo. Dejemos de lado las iras y demás comportamientos neuróticos que el hombre ha atribuido a Dios. A Dios no le importa nada. Dios hizo el plan y se fue. Lo dejó andando y ahora está en otra cosa (ahora el que está humanizándolo soy yo, pero es irresistible no hacerlo). Pecar es no dar en blanco, es ir por otro camino que no conduce a destino, es demorarse sin beneficio. No es contradecir ni ofender a Dios, es ir en contra de uno mismo, salirse del camino.

Entiendo que hay gente que está bastante contenta con su vida, y aunque lo tenga esto no tiene que ver con el éxito material o el ensalce o desprecio de la sociedad de consumo. Quiero decir que hay gente que parece vivir en paz mientras hay otros que como yo andamos como locos buscando hacer pie, esperando vivir tranquilos de una buena vez por todas.
La conclusión de la epifanía es esa: hay gente que sin saberlo (o sí) vive en armonía -palabra muy gastada pero nunca más apropiada- con Dios o contribuye para llevar a cabo el Plan Divino o lo que hace, su comportamiento y actitud frente a la vida coincide con aquello que nos es invisible e incomprensible y que fue diseñado por quien te parezca o está allí desde siempre para funcionar de un determinado modo.

Bienaventurados aquellos que están orientados en el mismo sentido de la flecha precisa.

Bienaventurado el diálogo que produce estas cosas profanas.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fa, hace tiempo que no tengo una conversación de esas... cómo te envidio.

Cada vez va mejorando tu filosofía de vida y eso es admirable mi querido BA, sólo que ya se que la semana que viene va a cambiar por otra filosofía aún más interesante que la anterior.

Debo (o debería) estar de acuerdo, y me gustó la idea planteada de seguir el camino de la flecha, todo esto suponiendo que hay designios superiores destinados a todos nosotros, y el libre albedrío lo único que hace es permitirnos ¿errar? del camino o no.

Ahora, ¿para qué nos dieron e libre albedrío y nos dejaron errar? ¿venía fallado el plan divino? ¿va a haber una versión 2.0, muy a lo Matrix?.

...

El Burgués Apóstata dijo...

mi queridísima T,

qué bueno vos por aquí, felíz 2009!

la libertad de incurrir en el error es absolutamente necesaria para poder discernir la verdad.
si no tenemos opuestos con qué comparar como sabremos evitar el pecado? (suena a cura dominical esto)

parece injusto que Dios permita el sufrimiento, pero me parece que es como dije en el post, a Dios no le importa, no de mala leche, no es su problema. el ya diseñó el plan y tarde o temprano todos llegaremos a cumplirlo, no sé de qué modo pero debería ser así.
a menos que como vos decís el plan venga fallado. y eso también puede ser, por qué no?
vulnerando la definición de Dios, podría Éste ser imperfecto? qué cagada no?