14/5/08

A la medida de mamá


Parió a Pedro y no tuvo más hijos.
No porque no quisiera, sino por un tremendo cambio metabólico que la hizo engordar hasta quedar postrada.
Lentamente, su marido iba quedando arrinconado hasta que un día, desplazado por la incesante expansión de Juana, cayó de la cama a las 3 de la madrugada fracturándose cráneo y cadera, lo que produjo su doloroso deceso 58 días más tarde.
Quedó entonces Pedro al cuidado de su madre que no cesaba de generar pliegues y más pliegues.
Su crecimiento desmedido obligó a anexar catres a ambos lados de la cama para poder contenerla.
Luego de consultar a un desfile de médicos que no dio con la cura, se la desahució siendo ella aún joven.
Sin embargo, gracias a los cuidados de Pedro, su mujer y sus hijos, Juana vivió milagrosamente hasta su cumpleaños 83, después de sufrir una embolia al soplar las velitas de la torta que habían dispuesto sobre su monumental torso.
Para trasladarla a la morgue fue necesario derribar las paredes de su cuarto e ingresar con un camión grúa que la paseó envuelta en una lona negra por toda la ciudad.
Cómo la introdujeron en la morgue es un detalle que no supieron contarme.

Cuando su mujer le preguntó que harían con su cuerpo Pedro respondió que Juana le había hecho prometer que la cremaran y esparcieran sus cenizas en la entrada del pueblo que la vio nacer.
Pedro había conocido casualmente el pueblucho insertado en la pampa polvorienta y olvidada una veintena de años atrás durante el regreso de unas vacaciones de Río Negro a Buenos Aires.
Fue leer en el cartel rutero Villa Lastenia, 25 km, discutir acaloradamente con su esposa el visitar o no el pueblo de Mamá, desviarse de la ruta con malhumor, ingresar en el pueblo abandonado, dar la vuelta a la plaza, ver algunos desconfiados habitantes emboinados bebiendo cerveza sin hablar sobre la vereda del bar, los perros echados a sus pies, las moscas verdes revoloteando alteradas por el calor y regresar rápidamente a la ruta en silencio.

Tenemos que ir a Villa Lastenia, le preguntó su esposa con fastidio, Fue la última voluntad de Mamá y vamos a ir todos y no lo voy a discutir.

Un llamado le informó que las cenizas de Juana estaban listas para ser retiradas y respondió que iría de inmediato.
Comenzaba a preocuparse por la demora cunado Pedro regresó con los restos de su madre.

Qué es ese cajón de madera sobre el techo del auto, Mamá, Pero y la urna, Esa es, Pero si las urnas son, Esa es la urna, mañana temprano salimos para Villa Lastenia, prepará a los chicos y el termo con el mate, una vez que lleguemos descargamos las cenizas en la entrada del pueblo y nos volvemos.

Llegaron el domingo al mediodía y veinte años después el pueblo había cambiado.
Parecía que los habitantes del reanimado asentamiento tenían la costumbre de pasar los domingos en los ahora acotados espacios verdes de la entrada, celebrando kermese, asados y modernos picnics juveniles. Uno a uno fue dejando de hacer lo que hacía al verlos estacionarse al costado del camino con el enorme cajón a cuestas.
Pedro decidió poner cara de nada y ordenó a su mujer el famoso donde fueres haz lo que vieres.
Así, improvisaron un mantel sobre el pasto, almorzaron frugalmente y pasaron la tarde tomando mate, mate y más mate.
Los hijos no quisieron bajar del auto y quedaron allí escuchando su música.

Cuánto tendremos que esperar, Pedro, Hasta que se vayan todos, entonces ahí hacemos lo que vinimos a hacer, Vamos a otro lado, A dónde, no ves que el pueblo creció como la puta madre que lo parió, donde vayamos vamos a levantar sospechas, Con semejante cajón sobre el techo del auto te creés que no llamamos ya la atención, Mujer, mujer, es un cajón como cualquiera, podríamos tener una motoneta o una máquina agraria adentro, tené un poco de paciencia.

Con los últimos rayos del sol vino la fresca y el pueblo retornó a las casas.
Intentaron bajar con cuidado la carga pero el menor de sus hijos flaqueó y el cajón cayó de lo alto partiéndose sobre la parte trasera del auto y tiznando a Pedro, mujer e hijos con los restos de Juana.
Al separar las tablas una montaña muerta parecía quejarse a su hijo por los malos tratos.
La esposa, alterada, cenicienta, sacudiéndose el polvo quiso descargar su furia con Pedro pero un fuerte viento le llenó la boca de Juana. Él miró para abajo, tomó la pala y cuando se disponía a desparramar lo que quedaba les vino encima un chubasco de agua gruesísima que los embarró de Mamá, y también un patrullero curioso que se acercaba perezosamente.

Todos arriba, gritó Pedro y dejaron el pueblo y el gran engrudo de cenizas velozmente.
Pedro tuvo que comerse las palabras alusivas para que el alma de Juana fuera recibida a la diestra del Señor: era seguramente tan vasta que sería imposible pasarle desapercibida.

Al menos, se consolaba pensando, Mamá tuvo su último deseo cumplido.

Luego sintió la mezcla de cenizas en sus zapatos, las vio en las alfombras del auto, alrededor de su mujer y su acceso de tos, en las caras grisáceas de sus hijos, las que habían quedado atrapadas con la caída volaban desde el paragolpes trasero diseminándose poéticamente por la ruta.

Esto es una tumba a la medida de Mamá, se dijo y trazó una leve sonrisa de satisfacción.

Luego, lloró.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

me morì, por empezar de risa, no lo pude evitar con semejantes imàgenes que me aparecìan (ahh!el placer del morbo...)Por otro lado me gustò mucho de veras el modo de darle forma justamente a esos "nudos temàticos" que son no solo reales sino bien heavy...

El Burgués Apóstata dijo...

gracias tantelli por sus comentarios.
ahora, dígame una cosa, ¿como coños pone los acentos su máquina?
¿es disléxica?

Anónimo dijo...

Burgués, usté no sabe nada de informática, la máquina de tantelli es zurda...

El Burgués Apóstata dijo...

esos acentos están todos despeinados.

Anónimo dijo...

Uy!me descubrieron... Si ya lo decía yo, cuando hice el test ese de m... y me salió la zurdada... Mentira, es que estoy tratando de peinarme el fleco para el otro lado y para convencerlo le quiero mostrar cómo queda. Lamentablemente la máquina que estoy usando ahora no tiene peleas entre el teclado y la configuración "idioma" del XP y no ayuda porque escribe bien.
Tá más lindo así?

El Burgués Apóstata dijo...

tantelli comunista!!!!