24/10/07

Límite


Cuando la mentira ya no pudo engañarse, la pesadilla que siempre se había obligado a creer que era el sueño oficial despertó y la libertad se la comió cruda.
Hay un límite. Siempre hay un límite. Ni remotamente neutro, el límite es contaminación pura.
Antes, el enemigo vencido era descuartizado y empalado en las plazas para horror y regocijo.
El día que lo demolieron, sus escombros fueron tragados por Occidiente que los cagó mercantilmente en souvenires para todo el mundo libre.
Los modos para desarticular y aniquilar un símbolo también evolucionan. Y no son menos feroces.
El muro tenía un graffiti que podía ser leído desde afuera: “Ni el estalinismo es socialismo, ni el capitalismo libertad”.
Los buenos siempre ganan.

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