29/4/08
Open invitation - Santana
Uno de mis temas preferidos de Santana, quizá de los menos conocidos.
Del disco Inner Secrets (1978), este tema me fascinó al haberlo escuchado una sola vez en un microcine de la ex Cap. Fed. donde pasaban videos de rock.
Obviamente, no existían aún ni la MTV, ni qué se yo cuántos canales de música hay hoy por cable que, naturalmente, ya no veo porque me aburren.
La música vale la pena filmarla cuando es en vivo.
Esos videoclips pseudocinematosos me causan l'Ennui.
26/4/08
La rebelión
Encontraron al eremita abstraido leyendo cenizas al pie de la fogata, murmurando una letanía.
Los hombres se inquietaron y varios, desoyendo la órden del jefe, volvieron corriendo a la tribu.
Hubo un momento, el último, en que la luna empolvó con su luz al anciano guradián de la memoria y pudo verse que de las cenizas cabellos finísimos como telarañas pentraban los poros de su rostro, a la vez que una tiniebla rastrera estiraba sus dedos devorando todo.
Uno a uno, los hombres, mujeres y niños fueron desapareciendo de la faz de la Tierra.
La luna ya no alumbró siquiera a los espectros: sombras más negras y amplias que la noche cubrieron el cielo con su vuelo.
Una devastadora llamarada triunfal dio comienzo a la rebelión.
25/4/08
El dios de los sueños y la memoria (historia de los monstruos petrificados)
Cada noche de plenilunio la tribu remontaba el río hasta la morada del anciano eremita para escuchar las historias ancestrales que determinaban su pasado, presente y futuro sobre la Madre Tierra.
Aquella noche en que la luna espolvoreaba su fina luz de tiza sobre los congregados alrededor del fuego, el viejo narró la historia de los monstruos petrificados. Les dijo que mucho antes de que el hijo del Sol honrara la Tierra habitaron gigantescos monstruos; unos tenían la posibilidad de volar y exhalar fuego; otros sumergirse en los profundos mares durante siglos; otros simplemente caminaban el suelo.
Engendrados por el dios de los sueños y la memoria durante una de las siestas del Gran Espíritu, su creación, lejos de ser armónica, dirimía su tiempo devorándose entre sí.
Como no había suficiente alimento en los mares -los peces llegarían más tarde- los monstruos del agua solían ocultarse bajo las olas de la costa hasta que la manada de terrestres se acercara lo suficiente para sorprenderlos y cazarlos en el momento en que disfrutaban de un baño. El espectáculo horroroso teñía las aguas de sangre y mutilaciones y mayor espanto aún cuando los monstruos voladores se sumaban al encarnizado banquete incendiándolo todo.
Al despertar el Gran Espíritu vio el caos en que estaba sumergida la Tierra y esto le causó grande pena, luego furia.
Descargó primero su ira sobre los monstruos marinos creando un vórtice donde la mayoría pereció desmembrada. Los pocos sobrevivientes quedaron confinados en el fondo de los océanos donde subsisten realizando lentísimos movimientos que duran millones de años.
A las bestias terrenales las fulminó con un rayo, partiéndolas en diminutos seres de los cuales descienden los animales que comparten con nosotros la vida; entre ellos el oso, el puma, el caballo, el pez.
Mayor trabajo le costó deshacerse de los monstruos voladores. Aunque enormes -su vuelo ocultaba al Sol- eran escurridizos y fortísimos. Escupiendo sus llamaradas en todas las direcciones, de modo que la Tierra toda, incluso el cielo, se volvió una gran bola de fuego desafiaron al Gran Espíritu quien respondió con tremendas lluvias heladas que ahogaron sus vuelos.
Muertos a gran distancia del suelo, cayeron planeando como hojas de otoño, ardiendo por dentro con su propio fuego.
Hoy el mundo es su cementerio, yacen petrificados sobre la superficie (imposible darles sepultura), con bosques sobre sus antiguas corazas, nieves infinitas en sus lomos, los valles han verdecido sobre sus gigantescas alas.
En cuanto al dios de los sueños y la memoria, su castigo fue el encierro en el centro de la Tierra, donde todo arde y arderá.
Sin embargo, esta cárcel debió ser imperfecta: hay en sus paredes de fuego inestables resquicios por donde sus largos cabellos llegan a la superficie e invisibles penetran los ojos mientras dormimos, atormentando nuestros sueños. De día nublan la mirada haciéndonos olvidar la devoción hacia el Gran Espíritu.
Es entonces cuando cometemos nuestros peores crímenes.
24/4/08
Un momento de meditación
El cofre del Herr Professor
El Herr Professor es un poco lento.
Acabo de recibir su primera y valiosísima corresponsalía.
Aunque peca de anacronismo, una corresponsalía es una corresponsalía.
Lean la angustia del Herr Professor ya en su primera línea.
Herr Professor, tuvo Ud. toda una semana para ponerlo, ¿qué lo detuvo?
Para su información, el ama de llaves me dijo que durante mi ausencia pobló mi pequeño cubil de música estridente, meretrices y transexuales, amén de botellas de vino barato, papel picado y ropa interior femenina. Es por eso que ya cambié la combinación de la cerradura.
Reproduzco su post a continuación.
"Guacho, volviste antes y me quedé sin poder postear lo que sigue, ahora postealo vos:
Ahora que el Burgués no está, vamos a hacer de este blog una kermés.
Aquí pueden ver una foto de (parte) del tesoro que el Burgués junto a su secuaz, el Arquitecto, encontraron por otras latitudes.
¿Cuánto hay en el cofre?
Quien acierte la cantidad correcta, será beneficiado con un soneto especialmente compuesto y dedicado por nuestro estimado Burgués, primorosamente caligrafiado en regio papiro.
Atte.
Prof. Weissenstein
Esotérica en el país de los lagos y los monstruos petrificados
No sé por qué aquellos que habitan alejadas regiones donde la presencia natural sobrecoge (feo verbo) se prestan a creer en lo sobrenatural.
Tal vez tengan sus motivos.
Durante una cena en casa de la hermana de Melandri (prominente astróloga) salió el tema de avistamientos alienígenas en sus envidiables máquinas voladoras.
Ella nos contó que su profesor de astrología afirmaba tener comunicación con estos extraños, al punto de estar conversando mansamente con él y de repente huir del lugar alegando que se le hace tarde, que tiene que autoconvocarse en tierras fiscales para charlar con los hombrecitos verdes.
De aquí, dos conceptos que nos hizo mirarnos de costado con Melandri:
1) Autoconvocarse: todavía no me quedó claro qué es autoconvocarse. Sería plantarse en medio del campo como hombre mirando al sudeste, con los brazos extendidos a modo de antena y pronunciar la sílaba tántrica OM reiteradas veces. Sería convertirse en una especie de *611 para que desde la estratósfera alguien responda, Qué hacé, Cacho, falta poco para la evacuación del planeta, quedate tranquilo que no nos olvidamos de vos. No sabés qué bien la vamos a pasar, je je (siniestro).
2) Tierras fiscales: No se hable más, o los alienígenas son unos demonios comunistas que aborrecen la propiedad privada, o tienen un acuerdo con la municipalidad para no invadir el espacio aéreo de los soberanos privatistas (medrosos de la parapsicología y la sandía con vino). Autoconvocarse en tierras fiscales es toda una revelación: sólo nos comunicamos con aquellos que respaldan la distribución social de la tierra. ¿Será el comandante de dichas expediciones extraterrenas el comandante Carlitos Marx, que como Enoch en vez de morir fue llevado al cielo por una carroza de fuego (cfr. Enoch (Génesis 5,18-24))?
En la foto (suministrada gentilmente por la hermana de Melandri) vemos claramente como un OVNI descarga el baño químico sobre una de las laderas de la montaña del cerro Firuláis (también conocido como cerro Fiscal).
Creer o reventar.
23/4/08
Viaje al país de los lagos y de los monstruos petrificados V
Viaje al país de los lagos y los monstruos petrificados IV
Viaje al país de los lagos y los monstruos petrificados III
Viaje al país de los lagos y los monstruos petrificados II
Viaje al país de los lagos y de los monstruos petrificados I
16/4/08
Favor de regar las plantas
Estimados burgueses lectonautas,
A partir de mañana y hasta el 24 de abril próximo estaremos con Melandri a 1640 km (latitud 41º o8', longitud 71º 27' O) de la Ciudad de la Furia.
Tenemos un mapa indígena que data de la era precolombina y que nos conducirá a un cuantioso tesoro que nos permitirá no tener que trabajar por el resto de nuestros días.
Esto fue lo que les dijimos a nuestras esposas para conseguir el salvoconducto.
Es por ello que durante ese lapso no habrá noticias apóstatas.
Mientras aguardan mi regreso les pido rieguen mis plantas.
Esto es una metáfora para decirles que pueden leer los posts anteriores, que hay más de 200 desde mi irrupción en Blogoslavia.
¿Hay acaso otra forma de mantener viva la obra de un autor, por más inapropiada que fuere, sino es leyéndola?
Breves indicaciones:
Si quieren ir por tema, en el apartado etiquetas podrán leer mis cuentos en textos apóstatas, mis poco oportunas reflexiones apóstatas, etimologías, aventuras y sucesos que involucran a los amici miei, las hasta ahora dudosas corresponsalías, también crítica literaria para los letristas o simplemente escuchar y ver música.
También pueden hacer zapping eligiendo el título de un post al azar en publicaciones (orden alfabético) o leer por orden cronológico en archivo de publicaciones.
Naturalmente, podrán dejar todos los comentarios que deseen, que como es costumbre y promesa serán todos publicados y contestados.
Se me acaba de ocurrir dejarle las llaves del blog al Herr Professor Weissenstein para que, si así lo desea, corresponsalee a piacere y/o modere los comentarios acaecidos en mi ausencia.
¿Qué opina Herr Professor?
Mientras tanto, no dejen de practicar el milenario y saludable coito.
15/4/08
Morganático - etimología
Los casamientos entre personas de diferentes clases sociales son relativamente frecuentes en las sociedades modernas, en las que la permeabilidad social se viene abriendo camino desde la Revolución Francesa.
Antiguamente, las bodas de ese tipo eran raras y mal vistas, pues de alguna forma quebrantaban la estructura social. Por esa razón, surgieron normas que servían para impedir que las uniones entre personas de diferente origen social alteraran el rígido equilibrio de las clases.
Un ejemplo de estas normas es la boda morganática, en la cual el cónyuge de clase inferior no adquiere por el matrimonio el rango social ni los bienes del otro, ni para sí ni para los hijos de la pareja.
Esta norma, que había surgido en la sociedad germánica medieval y posteriormente se extendió a toda Europa, estaba pautada por un ritual especial: la mañana que seguía a la noche de bodas el marido daba a su mujer un regalo simbólico; ésta, al recibirlo, perdía todo derecho a reclamaciones posteriores sobre las posesiones del marido, una renuncia que se hacía extensiva a los hijos de ambos.
En lengua germánica, el regalo se llamaba morgangeba, palabra formada por morgan (mañana) y geba (dar), algo así como ‘regalo matinal’, que en bajo latín se convirtió en morganaticus.
Fuente: La palabra del día
14/4/08
Otra de Goethe
En el siglo XVIII los grandes pensadores también la pasaban pipí cucú.
Johann Wolfgang Goethe (1749-1832), prolífico y multifacético paradigma de las letras y pensamiento teutón (Fasuto, Las desventuras del joven Werther) da fe de ello al decir que:
"La noche es la mitad de la vida y la mejor mitad."
Tomando sus palabras podemos decir que dedicó 41,5 años a la danza y al pitorreo, a las mujeres y las discos, a la droga y al alcohol, a las carreras callejeras y a las apuestas. Así, con esa cara de yo no fui como lo ven en su retrato.
Después que no venga con esa de que al llegar a cierta esquina se encontró con sí mismo (instalando el debate del Doppelgänger).
Sin dudas, ahora lo sabemos, estaba endrogado, como dice Mola; más duro que un conejo del conde Mascetti.
La ojota rota
Me puse a charlar con estos chicos y finalmente me dijeron que me iban a escribir un cuento para la próxima vez.
Hoy, Ramiro (uno de los responsables de la biblioteca) me envió por mail algunos de los cuentos que ellos escribieron para mí.
De todos me llamaron la atención estos dos minicuentos de Joni (8 años).
Los transcribo literalmente.
Habia una vez una nenita que se llamaba Alicia y cuando ella salia llovia mucho y los que vivian eran muy felices y cuando ella no salia de su casa los habitantes sufrian mucho y era muy caluroso cuando ella no salia y los habitantes querian que ella saliera un dia. Ella se enfermo y se murio y los magos rezaban porque ella se curaba. En su tumba creció un arbol de flores amarillo.
Y colorin colorado este cuento se a acabado.
Habia una vez una señora que contaba historia de gente muerta y un dia esa señora se murio y anda matando a las gentes y anda con los pelos de punta y un cuchillo y con una ojota rota y una mano lastimada y un ojo con un clavo y una cabeza sangrada.
FIN
12/4/08
La vida es juego
Luego de 25 años, el hijo bastardo del rey logró escapar con sospechosa facilidad del calabozo en la torre de Nordhaven para reclamar su derecho al trono.
Podría haber sido presa fácil de los guardias; ver la luz del día por primera vez después de nacer lo mantuvo ciego un largo rato. Su ambular errático, casi tonto, hubiera sido alcanzado por la flecha más inexperta. Sin embargo, nadie -ni el sacerdote ni la caballería- salió a detenerlo.
Cuando logró atravesar el bosque y aquietarse se encontró con un puente que debía ser el de Knightsborough, de acuerdo con los relatos del viejo y para entonces difunto Sir Lachlan, vecino de celda durante sus primeros años de vida, confinado por conspirador y después ahorcado por revelarle su nobleza e historia al muchacho.
El humo de una reciente batalla mortificaba las calles vacías de la ciudad, lamentos invisibles, el blanco invierno salpicado de sangre en las orillas del camino, algún desjinetado galopando por las encrucijadas como fantasma. Era evidente que la muerte ya había hecho su comercio y se habría marchado a otra guerra.
El joven bastardo no tardó en llegar al castillo real.
A estas alturas no le sorprendió que nadie saliera a recibirlo o apresarlo.
Avanzó por los nobles mármoles claroscuros, las largas mesa tumbadas, las cortinas caídas a los costados y al final el trono.
Vacío, suyo por fin.
Acarició los terciopelos, la armadura de oro y no pudo evitar emocionarse.
Un viento helado irrumpió en el salón invitándolo a salir al jardín.
Allí, sobre una mesa, encontró una inconclusa partida de ajedrez, nevada hasta que casi no era posible distinguir el ébano del marfil.
Observó un largo rato y recordó sus eternas partidas demediadas con sir Lachlan.
Toda vez que una partida de ajedrez comienza, le reprochaba, debe terminarse, no importa cuándo, es harto peligroso, no me vengas con que tienes sueño, niño, el mundo es demasiado frágil para soportar la tensión colosal que mantienen entre sí cada una de sus piezas si el nudo no es finalmente resuelto.
Hagen tomó el peón y dio mate al rey.
Un silbido y su cabeza rodó por el suelo, limpia, desatada.
11/4/08
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Lunes, 2:17 AM
"Hola, Señor Alcides, habla Don Genaro. Lo llamo para despedirme porque estoy muy enfermo y me voy a morir pronto. Ha sido un honor haber trabajado como ordenanza en la empresa de su familia durante estos 65 ininterrumpidos años. Adiós."
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10/4/08
Ogni mattina
Este es un dicho didáctico, sublime, italiano y anónimo:
Ogni mattina, en Africa, una gazzella si sveglia e sa che dovrà correre più veloce del leone se vuole sopravvivere…
Ogni mattina, en Africa, un leone si sveglia e sa che dovrà correre più veloce della gazzella se vuole mangiare…
Ogni mattina, non importa che tu sia un leone o una gazella, l’importante è che tu corra…
Aunque cualquier hablante de lenguas romances puede descifrar este texto, va la traducción:
Cada mañana, en África, una gacela se despierta y sabe que deberá correr más veloz que el león si quiere sobrevivir...
Cada mañana, en África, un león se despierta y sabe que deberá correr más rápido que la gacela si quiere comer...
Cada mañana, no importa si eres león o gacela, lo importante es que comiences a correr.
Hay una variante imprescindible en la línea final:
Ogni mattina, en Africa, un elefante si sveglia e pensa: "ma oggi, dove cazzo corrono tutti?"
La tortuga inalcanzable y literaria
En Avatares de la tortuga, de Discusión (Ficciones), Borges, que prefirió ser escritor a matemático o filósofo -no porque no pudiera estar a la altura de éstos, sino porque su destino era ser Borges- somete a crítica uno de los temas que más lo perturbaron a lo largo de su suficiente y necesaria obra: el problema del infinito.
El siguiente análisis se dividirá en dos partes:
1. Breve exposición del problema de la paradoja de Aquiles y la tortuga.
2. Los deliciosos aspectos literarios del ensayo de aparente tono filosófico.
1. Zenón de Elea, discípulo de Parménides -para quien el ser es y la nada no es, vedando así toda posibilidad de movimiento- enunció una serie de paradojas, similares entre sí, de las cuales la segunda es la más famosa, ya veremos por qué.
Zenón decía que si sometiéramos a una carrera entre Aquiles "piesligeros" y una tortuga que estuviera a 10 metros de distancia, el semidiós más veloz sobre la tierra nunca le daría alcance.
La razón que da el eleata es la siguiente: Para que Aquiles venza a la tortuga, primero deberá recorrer la mitad del recorrido que los separan y antes, la mitad de esa mitad y antes, la mitad de la mitad de esa mitad, así hasta el infinito.
Si estamos de acuerdo con esto, ni Aquiles ni la tortuga se mueven.
Antes de que le dijeran que sin embargo, en la realidad, Aquiles no solo llegará a equiparar a la tortuga, sino que la rebasará llegando antes a la meta, Zenón les responderá que lo que sucede en el engañoso mundo sensible, que los demás llaman realidad, es justamente una triquiñuela de los sentidos. El movimiento es una ilusión y punto. El ser es inmóvil, inmutable, eterno, continuo, no hay espacio para la nada, y como no hay espacio para ella, no existe, no es. Será más tarde el mundo de las ideas de Platón, el mundo de la perfección inmutable.
Esta aporía es denominada paradoja o regressus in infinitum.
Lejos de ser un chascarrillo sofista, esta paradoja hizo que Aristóteles separara a la matemática de la física, pues se afirmaba que las matemáticas eran un lenguaje perfecto para explicar la naturaleza. Este gravísimo razonamiento válido pero de conclusión falsa no es aplicable a las matemáticas: 2+2 nunca puede ser distinto de 4.
Esto demuestra que hay algo que no encaja. Hay un error.
Muchos filósofos han intentado refutar esta paradoja sin éxito. Tal vez, Bertrand Russell, quien no la refutó sino que de algún modo la explicó sirviéndose de la teoría de conjuntos de Kantor y los números transfinitos, dijo que en un metro de universo (en una unidad discreta de espacio hay infinitos puntos) hay tantos puntos como en todo el universo, pues ambos son conjuntos infinitos.
Es en el atormentante y corruptor infinito donde las paralelas se tocan, donde lo imposible es posible.
Aquiles alcanzará a la tortuga pues la medida de su conjunto infinito es mayor que la medida del conjunto infinito del quelonio.
Pero hay otro factor importante: el tiempo. El error de los refutadores es asignarle un carácter espacial al tiempo, una linealidad que no tiene. El tiempo es una convención humana.
2. Borges era un fervoroso admirador de Chesterton, escritor cuyo procedimiento favorito era la paradoja también llamada regressus in infinitum.
Sin dudas elige la paradoja de Aquiles porque es la más literaria de todas las enunciadas por Zenón. Tenemos no sólo a un héroe de la literatura griega, también una persecución, un "crimen" que no puede ser resuelto aunque tengamos todas las pruebas y sepamos o creamos saber quién es el culpable. Ilustrar el problema con un lento y longevo animalejo que nunca será alcanzado por un semidiós inmortal que puede morir si le hieren el talón es un acto de creación literaria por parte del antiguo eleata.
Ejemplos en la literatura del regreso al infinito o paradoja:
Russell:
El caso del pueblo donde todos los hombres sólo deben ser afeitados por el barbero. La paradoja ocurre cuando el barbero no tenga quien lo afeite pues nadie puede afeitarse a sí mismo.
Cervantes:
El puente y la horca. Todo aquel que llegare a un puente y no sepa la respuesta correcta será ahorcado. Al llegar un sujeto que responde que viene a que lo ahorquen tenemos un regressus in infinitum.
Las mil y una noches:
La noche (no recuerdo el número) Sherezade relatará al sultán la historia de ella y el sultán.
Borges:
El aprendiz de adivino que al ser interrogado sobre el resultado futuro de su examen responde que lo reprobará es otro regrssus.
Hay otros ejemplos en: La biblioteca de Babel, La muerte y la brújula, Las ruinas circulares, etc., etc., búsquenlas.
Hay tres instancias sublimes en el ensayo que le da el valor literario al que me refería:
a) El comienzo, la grandiosa ruptura de la hoja en blanco:
“Hay un concepto que es el corruptor y el desatinador de los otros. No hablo del Mal cuyo limitado imperio es la ética; hablo del infinito”.
El mal es un concepto humano y como tal, limitado pues el hombre no es inmortal. Quien lo juzga es la ética.
Al decir concepto se está refiriendo a algo que tiene una definición. ¿Cómo definir con una unidad discreta, como lo es una palabra, algo que es continuo, infinito? Sin embargo, el infinito es aquello que no tiene principio ni fin. Sin embargo, Aquiles alcanza a al tortuga.
Podemos definir el infinito pero no imaginarlo. Podemos incluso decir que tiene interior pero no exterior, pues no limita con nada. Podemos enloquecer o decir los más variopintos disparates imaginado esto.
El infinito nos incluye pero no nos permite entenderlo, intelectualizarlo.
Borges propone que admitamos la filosofía idealista para comprender estas paradojas. Un universo imaginado, soñado, mental.
Pero no se queda allí; como debía ser, hacia el final él da una vuelta de tuerca, primero citando a Novalis:
"El más grande hechicero sería el que se embrujara él mismo al punto de tomar sus propias fantasmagorías por apariciones autónomas."
Luego pregunta:
"¿No sería este nuestro caso?
y continúa,
Yo conjeturo que así es. Nosotros (la indivisa divinidad que opera en nosotros) hemos soñado el mundo. Lo hemos soñado resistente, misterioso, visible, ubicuo en el espacio y firme en el tiempo; pero hemos consentido en su arquitectura tenues y eternos intersticios de sinrazón para saber que es falso."
Otra paradoja: la indivisa divinidad que opera en nosotros; si es indivisa ¿cómo es que está presente en cada uno de nosotros? ¿somos dioses? ¿De qué modo opera dios en nosotros, alucinando el mundo como en la Matrix?
Y el bellísimo final, "... hemos consentido en su arquitectura tenues y eternos intersticios de sinrazón para saber que es falso.", es dejar inconcientes o letéicas migajas de pan en el camino para poder salir del sueño y volver, eventualmente a soñarlo, acaso diferente, acaso más perturbador.
La gran clave de este ensayo sería qué tanto se aproximan las palabras (el lenguaje) a la realidad indiferente de la verdad o falsedad de los enunciados.
Al fin y al cabo todo se reduce a palabras, al pensamiento organizado que no tolera la ignorancia de la legalidad secreta que rige el universo.
La tortuga, mientras tanto, continúa liderando la eterna carrera.
9/4/08
7/4/08
Kybalión
Hace un mes, el gran Trismegistus anunció para esta noche su última presentación en público.
Hombre metáfora
Este post de destino incierto surge de una conversación telefónica con una amiga, quien me comentó que en la librería de su pueblo los estantes dedicados a la filosofía están ocupados por libros de autoayuda y filósofos norteamericanos neoliberales y cristianos.
Así y todo, decidió comprar un libro de un filósofo neolibcris. Habiéndose indigestado con nociones de salvación divina, idealismo apócrifo, neokantianismo, defenestraciones lógicas hacia el marxismo, etc., decidió incinerar el volumen cuando leyó que se acusaba al pobre Nietzsche de corrosivo y de no aportar nada positivo ni nuevo.
Paremos la pelota.
No me siento autorizado para hablar sobre Nietzsche, y aunque éste y otros digan que Friedrich es una mierda, 1000 millones de moscas filosóficas y estudiosas de su legado no pueden estar tan equivocadas al decir que es el más grande filósofo, si no de todos los tiempos, al menos de estos últimos.
Tal vez esto diga poco o nada acerca de él, pero baste por ahora saber que realizó una profunda crítica religiosa, cultural y filosófica que afectó al modo de pensar el siglo que pasó.
Intenté leer una vez Así hablaba Zaratustra, y no entendí nada por mi cuenta: hay que estar bien preparado, buscar ayuda confiable para entender su obra y yo, por ahora no lo estoy.
Podría llenarme la boca de su clásico "Dios ha muerto", de su nihilismo, de sus herméticos aforismos, de su método deconstructivo, de cómo dio vuelta todos los conceptos, pero sería en vano.
Este post no iba a ser sobre Nietzcshe, pero decir que no sé nada sobre él me llevó dos párrafos.
Sin embargo, lo justifica el problema de mi amiga.
Suponer a la filosofía como autoayuda es, en el menor de los casos, no entender sobre filosofía; en el peor, una conspiración para llevar a cabo el famoso diccionario de menos de 200 palabras.
Debajo de este último peor caso podría ubicar lo que piensa mi mujer sobre la filosofía y que es el arte de hablar al pedo.
Ya lo dijo Badiou, en El siglo, si la gente le hubiera dado bola a los filósofos, horrores tales como las dos guerras, los genocidios, el terrorismo de estado, las persecuciones ideológicas no hubieran existido ni continuarían en la actualidad.
La filosofía busca desde hace siglos tan solo la verdad y nada más que la verdad.
Les anticipo que no se puede llegar a conocer la verdad, la realidad; apenas podemos tender a acercarnos a ella.
En tanto y en cuanto la única forma que tengamos para conocerla sea el lenguaje la verdad no aparecerá.
Ya lo había dicho Aristóteles: la realidad no es ni verdadera ni falsa, sí lo son los enunciados que establecemos sobre ella.
Ahora sigan esta secuencia:
Los enunciados están formados por palabras.
Las palabras reemplazan a los objetos de la realidad de modo deficiente, no describen todos sus atributos, sino que recortan al objeto.
Las palabras son pequeñas tijeritas que rescatan una parte "conveniente" del objeto desechando una importantísima porción de sentido (que el arte se empecina en restituir de modo incansable aunque interminable).
Es por ello que las palabras son falsas, o como dice Rorty, contingentes.
El lenguaje está gobernado por la incertidumbre.
Las palabras son metáforas, si se quiere, muertas.
Hablamos con metáforas muertas.
Las metáforas son mentiras, inspiradas o cursis si se quiere, pero mentiras al fin. Son el famoso "como si", y ser parecido no es de ningún modo lo mismo
Y vayamos un poco más allá, como dice mi amigo Enrique Díaz, el hombre también es una metáfora, en tanto el único medio para conocer su exterioridad y a sí mismo sea el lenguaje.
Borges dijo una vez que no había nada más humano que la gramática, y tenía razón.
¿Se dan cuenta? discurrí unos cuantos conceptos muy probablemente falsos para concluir en que Georgie hubiera ahorrado toda esta perorata de venta ambulante diciendo simplemente que el hombre es gramático.
5/4/08
Cosas del campo...
¿Hilario? De dónde me estás llamando?
¿Qué pasa?
Disculpe que lo moleste a esta hora… no se que hora será allá en Europa pero…
¡Dale m´ijo! ¿qué pasa?
No sé si está al tanto de lo que está pasando acá…
No… ¡hablá de una vez!
Y… por acá hay un lío bárbaro… en el país… con los piquetes… resulta…
¡Y para eso me llamás!
Pero es que aparecieron por todas las rutas…. Y…
¡Jeh! ¡Otra vez empezamos con lo mismo!
No, pero ahora es distinto….
¿Distinto?... ¡Es siempre lo mismo!
No, resulta que…
¡Negros de mierda!
No, no… bah… lo dirá porque están quemados por el sol… pero…
¡Porque se rascan los higos todo el día, m´ijo! Y después pretenden que el gobierno les dé más y más… nunca se conforman…
Me parece que usted no me está entendiendo. Patrón… hace dos semanas que cortaron las rutas y no dejan pasar a los camiones y ya se nota el desabastecimiento… y no quieren aflojar…
¡Hijos de puta! ¡Habría que matarlos a todos de una vez! ¡Cómo los dejaron llegar tan lejos!... y claro… ¡Con este gobierno de zurdos montoneros de mierda! ¡Con eso de los derechos humanos…! ¡Les iba a dar yo derechos humanos! ¡Cómo nos haría falta un Mussolini, un Hitler… un Videla! ¡Para pasarlos por encima con los tanques! ¡Otra que desabastecimiento!... y decime… seguro que ya llegaron hasta la Plaza de Mayo esos hijos de puta…
Y…sí...
¡Y claro! …¡Andarán pintando todo con los aerosoles!
Sí… pero…
Todos esos zurdos…
Había un puñado de zurdos… pero…
¡Y si son cuatro monos locos!... ¿sabés lo que haría yo ahora?... les tiraría un par de bombas y chau pinela…
¡No, Patrón!... me parece que agarró para el lado de los tomates…
¡Pero cómo te atrevés, insolente!... me vas a venir a enseñar a mí…
Disculpe, yo no quería… déjeme que le explique… acá, los del campo…
¡Los del campo somos los que le damos de comer a todos los parásitos del país!,… mientras que esos soretes cortan las rutas… no deben tener nada que hacer… y todavía nos envidian porque nos llenamos de plata con la carne y con la soja… ¡Que vengan al campo a laburar si quieren llenarse de guita, carajo!
A propósito… cuando venga de Europa péguese una vuelta por acá porque tendría que hablar unas cositas con usted… me estaría haciendo falta un aumento… y además…
¡Pero vos creés que yo la cago la guita o qué!,... ¿vos tenés una idea de los gastos que tengo?... bueno che… ¡ya cortamos acá. que el llamado lo pago yo!
No, Patrón… lo estoy llamando de mi celular…
¿Y desde cuándo tenés vos celular?
Usted me lo dio así me podía ubicar las 24 horas del día…
¿Y qué más querés? ¡Hasta celular tenés! ¡Y encima me pedís aumento! ¡Son todos iguales ustedes!... ¡Andá!... ¡andá a cortar la ruta para que el gobierno te dé algún subsidio porque no te alcanza lo que ganás!…
Es que lo llamo de la ruta… del piquete… lo hago por usted…
¡Hilario y la puta que te parió! ¡Más vale que te vayas ya mismo de ahí y te vuelvas para el campo o te rajo a la mierda! ¿Así que lo hacés por mí?... ¿Me estás cargando?
'Ta bien Patrón… ya me vuelvo… ahora que lo pienso bien… tiene razón… a todos estos hijos de puta… que están estrangulando a todo el país… habría que cagarlos a palos a todos… ¡porque son unos hijos de la remil puta!
¡Y claro! ¡Convencete de una vez! Ya estás entrando en razones… no hay derecho de hacerle esto a un país… ¡dos semanas de desabastecimiento!…¿pretenden que se mueran todos de hambre? ¡Otra que cagarlos a palos! ¡Hay que fusilarlos! ¡Como hizo Sobisch con ese profesor... otra que piquetes en la ruta…
Y... si usted lo dice…
Ponele la firma que así es…
Le corto porque ya me gasté toda la tarjeta…
Pero qué pijotero che!... y decime… ¿cómo andan las cosas por la estancia?... ¿la pionada?... ¡uy, ya que llamaste!... decile al administrador que me venda 100 toneladas de soja porque no hay euros que alcancen acá en Europa!... ¿Hilario? …¡hola!... ¡hola!...
En nombre del padre y el amante
Desde entonces cargo con un eterno dolor que me ha deformado la espalda.
De esa abominable unión no pude ser otra cosa que un milenario semidemonio que fornica las noches por 20 dracmas, sextercios, táleros o dólares.
Durante el día alimento a los animales, aseo los claustros, cambio las velas de los altares del convento y rindo culto a mis padres en secreto.
Noches atrás conocí a un sujeto al cual siento no poder cobrarle mis servicios (aunque quisiera).
Salvo cuando no hay luna, me espera bajo el puente donde realizamos nuestro fraudulento comercio.
Desde entonces sólo quiero estar con él. Me acaricia la giba mientras susurra el idioma de mi madre.
Durante el último placer, envueltos en una densa niebla, perdí la cuenta de las horas hasta que un débil rayo de sol me cruzó la frente. Me escapé de sus brazos y huí descalza al convento.
Al arrastrarme por el húmedo túnel por el cual entro y salgo sin ser vista cada invariable crepúsculo, una raíz dura abrió mi espalda liberando con violencia una osamenta que al desplegarse desde mis omóplatos se apretaba contra ambas paredes del pasadizo subterráneo.
Corrí desesperada, casi desnuda, cubierta de tierra y hojas húmedas por el patio, esperando no ser vista en tan monstruosa configuración.
A pasos de llegar a la puerta segura no pude evitar ver persignarse con horror a la hermana Verennise que iba rumbo al campanario.
Eché el cerrojo y me arrodillé en el suelo de piedra. Sabía que llegarían en cualquier momento a golpear, luego derribar mi puerta. Aterrada intenté pronunciar el credo de mi padre, pero fue imposible: comencé a vomitar plumas grises que no dejaban de flotar y poblar mi pequeño claustro.
Las astillas de la puerta se clavaron en mi piel, en mis ojos. Una muchedumbre de hábitos escudados tras los crucifijos se agolpó contra el umbral mientras rezaba un zumbido insoportable.
Me puse de pie, las dos enormes alas sucias que me habían salido y que en vano intentaban aletear se retorcían contra las esquinas de la minúscula habitación.
Hoy alguien vino a visitarme. Con una tea en la mano alumbró mi cuerpo, mis alas mugrosas, mi rostro. Pude reconocerlo cuando mis ojos se acostumbraron a la luz trémula: era él.
Mi corazón aleteó con todas sus fuerzas, era seguro que venía a liberarme.
Pero apenas terminó de decir algo en el idioma de mi madre retrocedió sin darme la espalda y desapareció tras la pesada puerta de piedra.
3/4/08
Adefesio - etimología
Durante el tiempo que permaneció en Éfeso, San Pablo corrió serios peligros y en una ocasión, estuvo a punto de ser muerto por el populacho, incitado por mercaderes que vivían del culto a Diana Artemisa.
El Diccionario Histórico de la Real Academia se hizo eco de una leyenda etimológica: un sacerdote iba a leer una de las epístolas a los corintios, pero tomó, por error, la que San Pablo había dirigido a los efesios. Según esta creencia, hoy descartada, ésa es la razón por la cual las afirmaciones equivocadas se llaman ‘adefesios’.
Fuente: LA PÁGINA DEL IDIOMA ESPAÑOL
Según el Diccionario Histórico de la Lengua Española la palabra "adefesio" se basa en un historia acerca de un sacerdote católico que debía leer una de las paulinas Epístolas a los Corintios tomó por error la Epístola a los Efesios, del mismo autor. Por esa razón las afirmaciones equivocadas se llamaron "adefesios".
Los católicos niegan la veracidad de esa historia y sostienen que ad efesio pasó a significar 'disparate', 'adorno ridículo' o 'persona muy fea' debido a que durante el tiempo que permaneció en Éfeso, san Pablo corrió peligro y en una ocasión estuvo a punto de ser muerto por el populacho incitado por los comerciantes y sacerdotes que vivían del culto a Diana Artemisa. El Diccionario de la Real Academia Española se adhiere a esa opinión.
2/4/08
¿Y las corresponsalías?
School - Supertramp
Otra banda, siempre criticada por la revista Pelo, para quien sólo existían Weather Report, Chick Corea, Grateful Dead, King Crimson y otros popes.
Supertramp es también, una de mis bandas favoritas.
Entre majaretas y merluzos
El conflicto entre el sector rural y el Gobierno puede ser analizado desde distintos puntos de vista. Como siempre, las perspectivas ideologizadas, maniqueas y moralistas suelen ser más estruendosas y vendedoras que las posiciones moderadas. También, suelen ser las que más daño le hacen al país. A mi entender –que, naturalmente, es discutible– hay dos posiciones extremas que evitan abordar lo que realmente es el tema de discusión. Para una de ellas –expresada por el Gobierno y por sus simpatizantes– se trata de un conflicto entre el campo popular y la oligarquía. Según esta concepción, el Gobierno, en defensa de los intereses de todos los argentinos, impone retenciones al campo, y la oligarquía reacciona con un lockout patronal con tufillo golpista. Algunos de los defensores de esta posición la atenúan, al destacar que el poder político debería atender los reclamos de los pequeños y medianos productores, pero que el eje del problema no es ése, sino el intento desestabilizador que pusieron en marcha los sectores del privilegio para evitar la distribución del ingreso. La posición opuesta sostiene que la voracidad fiscal del Estado oprime al campo, que mantiene al país y es víctima de una actitud autoritaria y rapaz. Por lo tanto, la única alternativa que les queda, para ser escuchados, consiste en desabastecer de alimentos al resto de la sociedad.
Es un clásico argentino. Demasiada gente grita, utiliza conceptos ideológicos, recurre a medidas extremas, patotea, alza las banderas para que pase la farolera, y muy pocos discuten realmente los hechos. Siempre fue así. Hubo bandos desde que comenzó la historia del país. Y palabras grandilocuentes, estruendosas que justificaban las peores locuras y ubicaban en el lugar del traidor a cualquiera que dudara: a izquierda y a derecha, siempre fue así. En este caso, quizás haya una lectura intermedia que permita percibir otros elementos. A mi entender, lo que ha ocurrido en la Argentina en los últimos quince días refleja la existencia de un serio problema de relaciones sociales que afecta a todas las partes y que las referencias ideológicas sólo contribuyen a disfrazar.
El Gobierno anuncia hace quince días la imposición de nuevas retenciones al sector rural, que se suman a las que ya existían. Esa medida, ahora se sabe, no representa demasiado –al menos en sí misma– ni para distribuir el ingreso, ni para nada. Es una medida de efecto marginal. Con toda la furia, permitiría recaudar aproximadamente 1500 millones de dólares. Para el Estado, eso es poco. Tan poco que representa apenas la tercera parte del tren bala, o la mitad de los fondos extras destinados para esa extravagancia, ya que esta misma semana el Gobierno anunció que deberá invertir 4000 millones y no los 1200 anunciados originalmente. Es decir que el Gobierno tenía margen para tomar la medida o para no tomarla.
No era de vida o muerte.
Podía darse un tiempo para agotar los esfuerzos para que tuviera consenso al menos en los sectores más débiles.
No hizo ni una cosa ni la otra: no contempló a los más vulnerables ni tampoco apeló a la política para tener una mínima red de consenso. Y no había incendio que justificara la urgencia.
Tanto es así que la argumentación oficial posterior al conflicto confirma esos elementos. Sostener que al campo le ha ido bien en estos años es una obviedad. Agregar que las retenciones son una medida justa, en fin, hasta Mario Blejer lo defiende. Insistir en que es necesario distribuir el ingreso es correcto. Recordar que la oligarquía rural siempre conspiró contra los gobiernos populares ya lo enseña Felipe Pigna en sus libros. Recitar que en el campo usan cuatro por cuatro es una pavada. Pero son todos artilugios, picardías, chicanas, para evitar el fondo de la cuestión.
Las preguntas clave sobre la manera en que se aplicaron las retenciones móviles son otras: ¿sabe el Gobierno cuál es el ingreso promedio de los productores de cincuenta o cien hectáreas, diferenciados por tipo de cultivo y región del país? ¿Sabe cuántos son? ¿Realmente ellos “la levantan en pala” o, en cambio, aunque les va mejor que hace unos años, están al límite, ganan menos, por ejemplo, que un jefe de Gabinete o un ministro o un periodista o un camionero? ¿Sabe cómo serían afectados por la ampliación de las retenciones? Esas preguntas no fueron respondidas en ningún discurso presidencial, por ningún reportaje de los concedidos por ministros, en ningún paper de los distribuidos por Economía. Esto es: o no lo saben –lo que era un requisito previo para tomar las medidas– o lo ocultan porque es un dato que no conviene difundir. Y es muy importante por varias razones: este paro no tendría ninguna legitimidad sin el aporte de los pequeños productores, ellos son los más duros en el conflicto; y, además, si se aplica un impuesto a un sector débil se lo pone ante la disyuntiva de entregar su propiedad a sectores más concentrados. Eso ha pasado muchas veces cuando la ideología va despegada de cierta solvencia técnica: se la justifica por izquierda pero suele tener efectos por derecha.
Hasta aquí, por lo menos en mi opinión, el Gobierno no ha conseguido explicar cuál era la urgencia de la medida, por qué no se intentó consensuarla, ni cuáles eran sus efectos sobre los sectores más débiles de la economía rural. Revistió el conflicto de recursos ideológicos muy eficientes en la sociedad argentina, que siempre tiene gente tan dispuesta a alzar las banderas, para que pase la farolera, mantatirulirulá.
Pero no explicó lo central.
La ampliación de las retenciones desató un nivel de irracionalidad sin precedentes. La decisión de los piquetes rurales de desabastecer el país, como primera medida de fuerza, tiene una magnitud difícil de encontrar en la historia democrática argentina. Es extraño que entre los ruralistas no haya aparecido al menos una voz sensata que advirtiera sobre la obscenidad de dejar pudrir alimentos en las rutas. Por donde se lo mire, es una canallada. Es mentira que la culpa de semejante barbaridad sea del Gobierno. Cualquier dirigente sabe que entre todo y nada hay un camino intermedio para recorrer. La decisión de cortar los caminos durante quince días parece más bien un intento revolucionario que una resistencia a una medida impositiva sectorial. Faltaban Pancho Villa o los coroneles franquistas y estábamos todos. La simpatía que semejante disparate generó en sectores diversos de la sociedad –los medios conservadores, sectores urbanos profesionales, entre otros– refleja, en todo caso, que la desmesura, el autoritarismo, el doble discurso, no afectan sólo al Gobierno.
Es decir: a partir de una medida difícil de justificar –por sus maneras y por la extensión de los afectados y por la ignorancia oficial sobre sus consecuencias en los eslabones más débiles–, se produce una respuesta de dimensiones aún más escandalosas que la medida en sí, con un agravante: la reacción podría haber causado muertes. El corte de los caminos por parte de los productores rurales debería marcar un ejemplo sobre lo que no debe hacerse en un país democrático. Podrá ser cierto que los pequeños y medianos productores no están en una situación holgada, pero tampoco son los más desesperados de la sociedad argentina. Y ellos, los que peor la pasan, jamás han respondido de manera extrema ante su sufrimiento.
Para colmo, del lado del Gobierno, ante la contundencia de la protesta, les enviaron a los camioneros de Pablo Moyano para amenazarlos, mientras los funcionarios respondían al “campo” –así, en términos generales, sin diferenciación– con insultos y provocaciones. Sobre llovido, mojado: a la medida original discutible, le siguió el intento de desabastecer al país y después el envío de patotas para desarticularlo. Luego, el discurso presidencial que abroqueló a todos los sectores rurales involucrados en contra y la reacción de cacerolas y manifestantes en todo el país para repudiar al Gobierno, pintadas a favor de Videla incluidas. Por si fuera poco, los Kirchner envían a Luis D’Elía a pegarles a los manifestantes disidentes. Todo esto, mientras en las rutas había situaciones delicadísimas: un enfermo cardíaco murió en Córdoba por los piquetes.
Es decir que durante quince días, a partir de una medida muy discutible tomada por el Gobierno –y, además, de no demasiada magnitud cuantitativa–, los argentinos estuvimos a punto –realmente, a punto– de agarrarnos a tiros.
Ese es el elemento central de esta semana.
A mi entender, el Gobierno tiene más responsabilidad que los ruralistas en todo lo sucedido, simplemente, porque un Gobierno es más responsable que los demás respecto del clima que crea en un país. Los funcionarios deberían medir la reacción que podría provocar una medida o un discurso. Pero, al mismo tiempo, es indignante percibir la magnitud de la respuesta y la condescendencia de los medios conservadores respecto de los piquetes más salvajes que tuvo la historia argentina reciente. Los Kirchner tienen una extraña vocación por la violencia callejera cuerpo a cuerpo. El envío de D’Elía a golpear disidentes –y su jerarquización en el palco oficial de Parque Norte– recuerda los cadenazos que recibieron otros caceroleros por parte de una patota oficial en Río Gallegos en diciembre del 2001, o el increíble aval oficial que recibió Daniel Varizat luego de arrollar con su cuatro por cuatro (no sólo las tienen los productores rurales) a una docente, o las patoteadas en el Hospital Francés. La derecha tiene una notable vocación por la violencia cuando justifica, defiende y promociona los piquetes que desabastecen a un país. Hay pocos inocentes en esta historia que, vale la insistencia, en cualquier momento, por un motivo u otro, provocará muertes que nunca son las de familiares de los dirigentes, de un lado u otro del espectro.
Con todo respeto, sin ánimo de ofender, es una historia demasiado triste y, por momentos, parece que están todos locos. La Argentina tiene una oportunidad única en estos tiempos: no hay amenaza militar, no hay amenaza de crisis económica. No ocurrió eso en un siglo. Hay plata y tiempo para reformar la educación, la salud, la ciencia, la infraestructura del país y cambiar la historia. Estaría bueno que, en el medio, no nos agarráramos a tiros por una medida fiscal de relativa importancia. Y que no revistamos de ideología, dignidad o lucha de clases lo que, simplemente, parece el reino de la estupidez, la ambición (de dinero, de poder), la exageración y la paranoia. Por momentos parece que el gran enemigo para el crecimiento de este país es la locura, que a ambos lados del espectro político se disfraza con conceptos ideológicos poco apropiados para lo módico que fue el disparador del conflicto.
Por supuesto, es más sencillo ubicarse de un lado o del otro. Calificar de traidor a todo el que duda o marca las incoherencias en ambas partes y alzar la bandera para que pase la farolera. En este país siempre hemos sido muy coherentes, siempre hemos tenido razón, siempre justificamos nuestra actitud en las barbaridades de los otros.
Y nos ha ido realmente muy bien.
¿O no fue así?