Este post de destino incierto surge de una
conversación telefónica con una amiga, quien me comentó que en la librería de su pueblo los estantes dedicados a la filosofía están ocupados por libros de
autoayuda y
filósofos norteamericanos
neoliberales y cristianos.
Así y todo, decidió comprar un libro de un
filósofo neolibcris. Habiéndose indigestado con nociones de salvación divina, idealismo apócrifo,
neokantianismo,
defenestraciones lógicas hacia el marxismo, etc., decidió incinerar el
volumen cuando leyó que se acusaba al pobre
Nietzsche de corrosivo y de no aportar nada positivo ni nuevo.
Paremos la pelota.
No me siento autorizado para hablar sobre
Nietzsche, y aunque éste y otros digan que
Friedrich es una mierda, 1000 millones de moscas filosóficas y estudiosas de su legado no pueden estar tan equivocadas al decir que es el más grande filósofo, si no de todos los tiempos, al menos de estos últimos.
Tal vez esto diga poco o nada acerca de él, pero baste por ahora saber que realizó una profunda crítica religiosa, cultural y filosófica que afectó al modo de pensar el siglo que pasó.
Intenté leer una vez
Así hablaba Zaratustra, y no entendí nada por mi cuenta: hay que estar bien preparado, buscar ayuda confiable para entender su obra y yo, por ahora no lo estoy.
Podría llenarme la boca de su clásico "Dios ha muerto", de su nihilismo, de sus herméticos aforismos, de su método
deconstructivo, de cómo dio vuelta todos los conceptos, pero sería en vano.
Este post no iba a ser sobre
Nietzcshe, pero decir que no sé nada sobre él me llevó dos párrafos.
Sin embargo, lo justifica el problema de mi amiga.
Suponer a la filosofía como
autoayuda es, en el menor de los casos, no entender sobre filosofía; en el peor, una conspiración para llevar a cabo el famoso diccionario de menos de 200 palabras.
Debajo de este último peor caso podría ubicar lo que piensa mi mujer sobre la filosofía y que es el arte de hablar al pedo.
Ya lo dijo
Badiou, en
El siglo, si la gente le hubiera dado bola a los filósofos, horrores tales como las dos guerras, los
genocidios, el terrorismo de estado, las persecuciones ideológicas no hubieran existido ni continuarían en la actualidad.
La
filosofía busca desde hace siglos tan solo la verdad y nada más que la verdad.
Les anticipo que no se puede llegar a conocer la verdad, la realidad; apenas podemos tender a acercarnos a ella.
En tanto y en cuanto la única forma que tengamos para
conocerla sea el lenguaje la verdad no aparecerá.
Ya lo había dicho
Aristóteles: la realidad no es ni verdadera ni falsa, sí lo son los enunciados que establecemos sobre ella.
Ahora sigan esta secuencia:
Los enunciados están formados por palabras.
Las palabras reemplazan a los objetos de la realidad de modo deficiente, no describen todos sus atributos, sino que
recortan al objeto.
Las palabras son pequeñas
tijeritas que rescatan una parte "conveniente" del objeto desechando una importantísima porción de sentido (que el arte se empecina en restituir de modo incansable aunque interminable).
Es por ello que las palabras son falsas, o como dice
Rorty, contingentes.
El lenguaje está gobernado por la incertidumbre.
Las palabras son metáforas, si se quiere, muertas.
Hablamos con metáforas muertas.
Las metáforas son mentiras, inspiradas o cursis si se quiere, pero mentiras al fin. Son el famoso "como si", y ser parecido no es de ningún modo lo mismo
Y vayamos un poco más allá, como dice mi amigo Enrique
Díaz, el hombre también es una metáfora, en tanto el único medio para conocer su exterioridad y a sí mismo sea el lenguaje.
Borges dijo una vez que no había nada más humano que la gramática, y tenía razón.
¿Se dan cuenta? discurrí unos cuantos conceptos muy probablemente falsos para concluir en que
Georgie hubiera ahorrado toda esta perorata de venta ambulante
diciendo simplemente que el hombre es gramático.
9 comentarios:
Para mayor comprensión de lo planteado en este post, recomiendo el libro de Nazarena Vélez: "Mi lucha con el ruso y la Casán", un mein kampf villero...
Estimado Burgués,
pruebe con la versión de Stauss, le resultará más accesible.
Atte.
Prof. Weissenstein
herr professor, no comprendo...
Estimado Burgués,
me refería al poema sinfónico homónimo de Richard Strauss, el cual se puede disfrutar sin devanarse tanto los sesos. Pero claro, si no le gusta la Bersuit, es probable que tampoco le guste Strauss. Animesé y pruebe, m'hijo.
Atte.
Prof. Weissenstein
estimado herr professor, mi incomprensión surge por culpa de una letra (la r) que su atolondrada pluma no chequeó antes de dar enter al post. yo creí que se trataba de una cerveza stout, pero no, era el antisemita de richard.
así y todo prefiero los valses de tchaikovski a la cumbachera progenie del danubio azul. la bersuit no me gusta, salvo un tema que suena así: la ra rará lará ra... tan tan... tan tan (un reagge tristón)
Ay, mi querido. Si el señor era antisemita, homofóbico, o vegetariano, realmente no tiene importancia a esta altura de la soirée. Lo que nos importa de él es su obra artística. Recuerdo un conocido, comunista él, que no quería escuchar ni una sola canción de Gloria Estefan porque es una ‘gusano’, como ellos llaman a los cubanos que escaparon de la dictadura de Castro.
Si de atolondrados se trata, Usted me hace una ensalada con los señores Strauss. O mejor podríamos decir, un bouquet, que pega más con el nombre. Le aclaro: el Richard no tiene parentezco alguno con los valseros (no me refiero a los cubanos, aclaración hecha por si acaso su secretaria le lee los posts mientras Usted se acicala). Y además le digo: ¿A Usted le parece que Así hablaba Zaratustra podría ser un vals?
Los valses eran música para bailar, para las fiestas, música alegre, como lo son algunos temas de la Bersuit. Lógicamente, a Usted no le gusta ninguno de los dos ya que prefiere algo más tristón. Alegresé, mi amigo. Menos tango y más candombe.
Atte.
Prof. Weissenstein
herr professor, tiene Ud razón!
era johann faber el valsero, que además hacía lápices para los de 1º inferior.
aunque machaque y machaque, la bersuit me produce malestar físico.
Le aclaro otra cosa: la tristeza es una de las formas de alegría.
El Burgués dice: "La tristeza es una de las formas de la alegría".
Si, claro, y los negros tienen ritmo y madre hay una sola.
Atte.
Prof. Weissenstein
herr professor, hoy, más que incisivo está premolar.
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