Si es necesario proclamar en la ley fundamental (ver Preámbulo de la Constitución Argentina) que vivimos en un país libre, es porque justamente, tal libertad no existe.
Para explicarlo en un santiamén, recordar la respuesta que invariablemente da un sujeto acusado de xenofobia o antisemitismo: "¿Yo antisemita?, si tengo muchos amigos judíos".
Este blog nunca proclamó (ni proclamará) la libertad de expresión, ni dijo que no censurará comentarios de los visitantes, aún siendo anónimos, trasvistiendo identidades de otros o mofándose de los textos aquí expuestos y de mí (bien que hacen).
Como por ahora tengo el derecho de decir lo que quiera como quiera, los que me lean también.
No me suscribo a la frase hipócrita, "aunque no esté de acuerdo con lo que digas daría la vida por dejar que lo digas", simplemente porque a los intolerantes hay que matarlos a todos y porque los trabalenguas son imbéciles.
1 comentarios:
Yo no soy antisemita, pero por suerte no tengo ningún amigo judío (el último que tenía me cagó en un negocio).
Tampoco tengo nada contra los negros, por las dudas lo aclaro (aunque tienen otro olor, viste? Debe ser por lo que comen)
Creo que lo ideal es que las cosas no se mezclen. Pureza racial. Las manzanas con las manzanas. Los tomates con los tomates. El estiércol con el estiércol.
Saludos,
T.Roll
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