El guerrero ha recibido el golpe mortal y agoniza en el campo de batalla. Pronto su alma se sumará a la humareda desorientada de los demás.
Mientras la calma y la sangre se entretejen de ecos metálicos, cuerpos rígidos y los que aún se lamentan, su caballo corcovea para que se levante y continuar. Desde el barro, el caballero le monta la mirada y espolea para que lo lleve lejos.
Atrapen al caballo de Gottfried, gritan los vencedores. Con el galope desbocado los pasa por encima y las flechas le silban cerca pero no podrán alcanzarlos ni evitar que se arrojen, corcel y mirada, por el risco hacia los mares helados.
No sólo la metamorfosis se completa en la fiera, también es una de las formas de la muerte y la resurrección.
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