29/12/08

El rock del bar - La Muda


AQUÍ

podrán escuchar el primer tema grabado en estudio de La Muda, la banda en la que toco.

Créditos:

Guitarra y voz: Tomás Montemagno

Bajo: Hugo Montemagno

Batería: Walter Nadaja

Piano: el Burgués Apóstata

Gracias a Gus Zientek que me tiró el dato para colgar el tema de http://www.badongo.com/ y que está volviendo a tocar la viola en Miami (tás lejos Negro) y ahora con más tiempo pues vendía hipotecas premium. Aguante, viejo!

19/12/08

Ñoqui - etimología



Los ñoquis son una masa hecha con puré de papas mezclado con harina, manteca, leche, huevos y queso rallado, dividida en pequeños pedazos de no más de dos o tres centímetros de diámetro, que se hierven en agua con sal. Se trata de un plato tradicional napolitano, llamado en Italia gnocchi, plural de gnocco, nombre que proviene del napolitano gnuoccolo que, a su vez, se derivó del latín nucleus, -i.
En el Río de la Plata es costumbre servirlos el día 29 de cada mes, una tradición italiana que se remonta al siglo VIII. Según la leyenda, un joven médico llamado Pantaleón –que más tarde sería canonizado como san Pantaleón– practicó curaciones milagrosas. En cierta ocasión, en un día 29, pidió comida a unos campesinos de Venecia, quienes lo invitaron a compartir su mesa. Tras la refección, les anunció un año de cosechas y de pesca excelentes, profecía que se cumplió.

16/12/08

Andan por ahí



Todavía hoy se echan la culpa unos a otros.
Lo cierto es que alguien descubrió la entrada al Averno y no la cerró bien o no la dejó como la había encontrado o el mero hecho de pararse frente a semejantes fuerzas de la Oscuridad hizo que la estampida de maldad lo devorara antes de que pudiera pestañar.
Dicen que brotaron del hueco como un pestilente enjambre enloquecido, rebotando contra todo: piedras, casas, desierto, gente, la poca que había.
Tampoco logran ponerse de acuerdo en si los diablos eran translúcidos, transparentes con contorno o poco menos que opacos. Que a algunos les vieron el rostro y murieron del espanto.
Si era justo o injusto que un pueblo como Salina Queireles, primero olvidado luego perdido en el desierto, tuviera el privilegio o la condena de ser la antesala del mismo Infierno.
La avalancha maligna terminó con toda vida que no se había escondido bajo algún mueble. Así, el poco ganado, los hombres y mujeres desprevenidos fueron primero vejados y luego exterminados.
Cuando llegó la Iglesia ya era tarde.
Los camiones hidrantes llenos de agua bendita no alcanzaron para controlar el desborde malévolo.
Los supersticiosos, crédulos y creyentes atribuyeron a Dios la oportuna y providencial lluvia que estaba indudablemente bendecida por Su obra y gracia.
Para información de los legos, el agua bendita a los demonios los calcina como si a un gentil le arrojaran ácido al rostro.
Aunque dicen que la entrada ya está debidamente cerrada y reforzada con un conjuro especial los sobrevivientes huyeron de Salina Queireles dejando todas su pertenencias, que igualmente eran pocas.
El indio Sabino y su sobrina se quedaron y viven en y de la gasolinera.
Dos espíritus malignos y un demonio quedaron atrapados en varios baldes con poca agua bendita (esa que no se echa a perder ni se evapora). De vez en cuando los indios le pasan al lado y le pegan un escupitajo. Se puede oír y ver como los baldes de zinc tiemblan de furia. Algún día se van a volcar...
La estación del indo es el único oasis en 500 km a la redonda.
Los que se fueron cargan consigo una maldición eterna: todo lo que hagan les saldrá mal hasta que se mueran de muy viejos.
Las mujeres que recibieron la esperma hirviente han parido quién sabe qué que a simple vista parece alguien cualquiera.

Pero no lo es.
Y andan por ahí.
Por allá.



Por acá.

12/12/08

Calidoscopio de las 17 hs (hace un rato)


Mientras me hacía cortar el pelo y le daba indicaciones vanas al peluquero para que con sus tijeretazos hiciera crecer lo que se había marchado de mi cráneo hace tiempo y para siempre, entró una pareja mayor.
No era una pareja de viejos gays sino marido y mujer en sus 70.
Yo estaba dispuesto a soportar unas dignas entradas laterales, pero nunca la pérdida en el área central. Mi viejo es pelado temprano, mi hermano también. Yo voy para los 44 y todavía tengo pelo.
Si hay un lugar al cual la mujer no puede/debe entrar es a una peluquería de hombres. No me refiero a un salón de cuafer (voto por este galicismo) o estudio de estilistas (todos potos), sino a una peluquería de hombres.
Creo que voy a zafar de tener el pelo como Dwight de The Office, pero la amenaza está latente.
Aunque fueran una pareja increíblemente feliz (se los veía quererse) nada justifica que la mujer entre a la peluquería a ver como le cortan el pelo a su pareja.
La presencia de la mujer nos inhibió de continuar la charla de siempre. En una peluquería, señorasssssss, sépanlonnnn, los tópicos de coloquio son tres (y en este orden): Minas, fobal y autos.
El marido le pasó una revista del montón -en la peluquería de Cacho solo hay revistas con minas en pelotas- y se rieron cómplices.
Los imaginé copulando con las carnes fofas y grises y viejos y puaj.
Qué amor ni 8/4, el viejo es un dominado, un arrastrado, un cultor del siqueridismo, cómo es posible.
Viejo, tenés el pelo largo -deja el tejido y levanta los ojos por sobre los lentes de leer-.
¿Te parece que me lo corte? -se peina con los dedos frente al espejo-.
Y sí.
Bueno, voy a la peluquería.
Vamos.
¿Llevás plata?
Sí. Ponéle agua al perro.

Me cago, no pudo decirle, Al peluquero voy solito, mami.
Eso no es una vejez digna.
Y tener entradas en el centro de la calota, menos. Hair Recovery System. Siempre hay un system, malditos estructuralistas, Saussure, Ferdinand, tu signo es reputo.
Volvía caminando -no me voy a ir con el auto por tres cuadras- y vi un gato durmiendo en un rincón adentro de una casa.

No puedo creer que Dios haya concebido la vida animal para que devane sus días en sólo comer y dormir. El animal no entiende de esparcimientos y libre albedrío.
Los pájaros no vuelan porque les gusta volar, sino para buscar alimento, una vez saciados, duermen.
Los peces saciados duermen.
El león saciado duerme.
El gorila saciado duerme.
La hiena saciada duerme.
La musaraña saciada duerme.
La serpiente saciada duerme.
El murciélago saciado duerme.
Los insectos saciados duermen.
¿Qué hacemos nosotros?
Trabajamos y explotamos o nos explotan para conseguir comida (necesidades básicas) y una vez saciados dormimos la siesta.

NO.
La siesta solo en el interior, de 12 a 16 hs en verano y no se te ocurra tocar el timbre.
Aquí NO. Comé rápido y seguí laburando, boludo.
¿Para qué?
Saciate mal así buscás saciarte más y así engordás hasta que los pliegues de tu cuerpo obeso se derramen como la vela que se derrite.
Hay que bancarse la calvicie con dignidad.
Tampoco es una fuga capilar grave.
Pero ir con la mujer al peluquero me arruinó el viernes.

9/12/08

La Historia de las Cosas (The Story of Stuff) parte 1 de 3

La Historia de las Cosas (The Story of Stuff) parte 2 de 3

La Historia de las Cosas (The Story of Stuff) parte 3 de 3

8/12/08

Mayonesa - etimología


Una de las primeras victorias francesas durante la guerra de los Siete Años (1756-1763), librada contra los ingleses, fue la conquista de la isla de Menorca, en las Baleares, hasta entonces en manos de los británicos, que se la habían arrebatado a los españoles en 1708.

El 17 de abril de 1756, los vigías ingleses de Menorca avizoraron en el horizonte 197 velas: era la flota francesa comandada por el almirante La Galissonière, en cuyo buque insignia, el Foudroyant, llegaba el duque de Richelieu, Louis François Armand Vignerot du Plessis (1696-1788), que sería el comandante de las fuerzas de desembarco.

Una vez conquistada la isla, el duque de Richelieu conoció en Puerto Mahón, la capital de Menorca, una salsa que los nativos usaban para sazonar pescado, hecha con aceite de oliva y yema de huevo. La salsa le gustó tanto que llevó la moda a su país con el nombre de sauce mahonnaise 'salsa de Mahón', que no tardó mucho en ser conocida en los países hispanohablantes como salsa mayonesa en unos y como salsa mahonesa en otros.

5/12/08

Melandri está a full con las corresponsalías


4/12/08

Decálogo del perfecto libersicópata

"¿Por qué deberían ustedes tener un salario mínimo? Nosotros no tenemos salario máximo."



Parece que cuando Melandri quiso explicarle algo a Magno en uno de los comentarios se subió a una moto y no se pudo bajar. A veces Melandri me da miedo.

Melandri, ya que sos tan maricón para abrirte tu propio blog te expongo ante tus semejantes.


Ajá Magno, lo que te ha ocurrido es que topaste con un evangelista de los -ISMOS, es decir un -ISTA. Cuando era joven, estudié arquitectura en la UBA, la mayor en cantidad de estudiantes en el mundo de dicha carrera. Para satisfacer el ansia de conocimiento de tantos pibes, había una cantidad exagerada de -ismos con los cuales uno adhería a sus manifiestos, proclamas o dogmas para pelearse con sus semejantes para ver quién la tenía más larga. Con los años aprendí que todos tenían razón y, a la vez, ninguno la tenía. Por otro lado, fui miembro fundador de UPAU, que aclarábamos que no eramos el brazo estudiantil de la Ucedé. Lo que me llamaba la atención era la izquierda fragmentada en un montón de listas: marxistas, leninistas, maoístas, troskistas, tarotistas, subversivos y rojillos. Nunca llegué a entender las diferencias entre ellos, y me da fiaca siquiera leer algún texto de estos istas, a pesar de que hoy cada vez que me hago un test de orientación política, me sale doble negativo, algo así como un anarquista izquierdista. Y yo creo que la tengo clara: no creo en nada ni en nadie.Todo esto a que viene? Es que su amigo tutusoko pertenece a una secta que ha llegado a desplazar a los floggers en cantidad de blogs en la güeb. Lo grave es que han copado la red, y tienen oscuros intereses conspirativos (no existen las brujas, pero que las hay, las hay). Se llaman a sí mismos de muchísimas maneras: liberales, neoliberales, anarcoliberales, libertarios, anarcolibertarios, liberales auténticos, anarquistas de mercado, smithsonians, rothbardianos, randianos, capitalistas, individualistas, fundamentalistas de mercado, chicago boys, friedmanitas, hayekanianos (no son fans de la Salma), austríacos auténticos, austríacos vieneses, austríacos fritzlianos, wiener schnitzel, etc. Lo sorprendente es que todos dicen los mismo y de la misma manera. Les habrá alguién lavado el cerebro para que repitan todos al unísono sus avemariapurísimallenaeresdegracia?Probá con éstos y vas a encontrar miles de links amigos:



http://destructordemitos.com.ar/

http://anarquismodemercado.blogspot.com/

http://uruguayeconomico.blogspot.com/

http://propiedadprivada.blogspot.com/

http://www.liberalismo.org/

http://adiosalestado.blogspot.com/



Hemos encontrado al amigo Pozzoni, aleluya. Aprovecho y le mando a usted, Magno, una pequeña guía para reconocer a estos istas, que hoy denominaremos neoliberales-libertarios, o cómo quiera llamarlos usted. Le sugiero garcas, también psicópatas (según los psiquiatras reúnen todas las condiciones para serlo).



DECÁLOGO DEL PERFECTO LIBERPSICÓPATA

Es una secta que gira alrededor del culto a Adam Smith y sus dogmas. La Mano Invisible del Mercado rige sus mentes y conductas, así cómo el Espíritu Santo y la Santísima Trinidad para los católicos. Tienen dos dogmas, sólo comparables al de la virginidad de la Virgen María, éstos son incuestionables, a pesar de que las pruebas de campo demuestren absolutamente lo contrario; el primero, "la Oferta y la Demanda son las únicas que regulan los mercados y no podemos hacer nada contra estas fuerzas" (claro que todos sabemos que ellos se inventan la oferta y marketing mediante nos hacen creer que demandamos lo que justamente nos ofrecen); el otro, "el Efecto Derrame distribuirá la riqueza a los menos favorecidos de la sociedad" (entendés?, crece el PBI y aumenta la cantidad de pobres), los anglosajones, que son algo más cínicos que nosotros, llaman a esto Efecto Goteo.- Ellos creen que el Estado no debe existir, o que debe ser mínimo, y que la única función de existir éste es la protección de la Propiedad Privada (obviamente que se refiere a las escrituras firmadas por Julio Argentino Roca, las anteriores no son válidas), y garantizar el Libre Comercio y la Libre Empresa. Los que no tienen propiedades, ni dinero para comprarlas, ni empresa, ni Defender (Land Rover) no están amparados por el Estado, no son considerados ciudadanos. Adiviná quiénes son y de quiénes hay que defender dichas propiedades?- Creen que las demás personas son cómo ellos mismos, que se relacionan entre sí para obtener un beneficio (económico, of course), un interés del otro. Lo que motiva estas conductas son el egoísmo (virtud randiana) y la competencia (darwinismo social y malthusiano). Para ellos el mercado, que es cómo denominan a la sociedad, está compuesto de individuos que intercambian bienes y servicios con un pago sujeto a las leyes de oferta y demanda, una libre transacción sin intermediación, y en los casos de los salarios, sindicatos abstenerse, no sea el caso de que la unión haga la fuerza. No creen que en la naturaleza humana haya intenciones diferentes a la que ellos proponen (?), solidaridad, altruísmo, la habrán puesto alguna vez sin pagar? Le cobran a la viejita para ayudarla a cruzar la calle? Para ellos, todas las relaciones entre seres humanos, y entre éstos y la naturaleza tiene una motivación económica. Y en su lógica, el interés del capitalista jamás puede objetarse, ni aún, o mejor dicho, menos que menos prevaleciendo las necesidades vitales de los pobres.- No nos olvidemos del dinero, ellos llaman así a la platita, la guita. Se babean, no existe nada en este mundo más motivador para sus necesidades espirituales que el dinero. No existiría la humanidad sin éste, claro, es el único medio de pago para intercambiar fluidos con los travas.

Otro modo de reconocerlos es a través de sus escritos, son todos iguales, cada dos por tres citan a los Padres Fundadores (aquellos descendientes de los balseros del Mayflower)o algún economista con frases fuera de contexto. Escriben con aparente argumentación sin asidero real o empírico, hablan de teorías cuando se refieren a especulaciones utópicas, por supuesto, ninguna tiene fundamentos científicos (bah, cómo este comentario). Tengo la impresión, a pesar de que mires donde mires y veas que todas sus idean se aplican ahora y hace añares, de que ahora gritan más fuerte que nunca y con mayor intensidad, será que vienen por más? No entiendo, veo que el mundo está reducido a imagen y semejanza de su utopía, que más hay que entregarles?, nuestra libertad de ser nosotros mismo? Cada vez que usan esta palabra me corre un escalofrío hasta el ojete, qué eufemismo se esconde tras la "libertad" de estos tipos? Entendámoslo, el sistema en el que vivimos se llama capitalismo, porque el beneficiario se llama capitalista (y algunos de sus cipayos), el resto, a joderse. Es tan parecido al stanilismo, que tengo la sensación de que el objetivo final del capitalismo es la peor pesadilla de Orwell...

Te puedo filmar con el celu mientras me haces un pete?

2/12/08

Te alabamos Fratec, nuestro Señor




Melandri dice que en este link alguien ya explicó el Fratec.
Mentiraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Yo pensé el Fratec primero.
Yo yo yoyoyoyoyoyoyoyoyoyoyoyoyo.
Tengo el ego alto hoy.
Yo.

Como se puede observar tengo una conciencia humilde lista para poner en marcha el Fratec.

1/12/08

Dios nos libre de ganarnos la lotería

Hasta anoche había sido un fracaso.
Un ladrillo en el colegio, se llevaba hasta la hora libre.
Empezó tres carreras universitarias (en la Argentina la universidad es libre y gratuita) y las dejó al poco tiempo porque no podía aprobar las materias elementales.
Se recibió de técnico electricista en academias Pitman en 1991.
Incendió dos casas y una fábrica por hacer mal las conexiones y errarle en el cálculo de los cables.
Después del juicio perdió todo y tuvo que ponerse a trabajar de obrero en una fábrica de tablas para inodoro (un negocio para el culo, decía él).
Su mujer lo dejó y se volvió a Catamarca.
Todavía no se sabe por qué lo abandonaron sus amigos.
Una noche hubo un cortocircuito en la fábrica y quiso arreglarlo y prendió fuego el galpón.
Terminó cartoneando por las calles por las noches por las calles.
Hasta anoche.
Hurgando en la basura encontró un billete de lotería que resultó ser el ganador de 100 palos verdes.
Cien millones de dólares, cómo se siente ser el ganador de cien millones de dólares, le preguntaba el periodista y él no sabía que contestar.
Todo el mundo que lo veía decía, Qué suerte, Qué culo, Qué ojete, y sus variaciones.
Ahora pasa el día en su mansión de Barrio Norte, bebiendo Martini con aceituna en copita triangular, pañuelo de seda al cuello, mujeres de las caras, mayordomo, autos alemanes, uno para cada día de la semana y un yate en Puerto Madero que llena con desconocidos.

Una mañana se despertó entre dos golfas y tuvo una epifanía y al contrario de lo que producen las epifanías, ésta le valió la tristeza para toda la vida, aunque estuviera forrado en guita.
Comprendió que Dios, el Perfecto Falible, decepcionado le había concedido semejante fortuna porque ya no tendría remedio.

28/11/08

FRATEC o un mundo sin dinero (extracto)

Como estoy un poco seco de vientre para escribir me autoafano cosas que escribí antes.
Lo que sigue es mi teoría económica y social ideal. No es original, creo, alguien debe haberla planteado mejor que yo, pero es evidente que no tuvo éxito.
Está narrada de modo caótico en mi novela (inédita) Dónde está Kafka.
Si les gusta y juntamos suficientes apóstatas podemos ponerlo en práctica en algún lugar de este planeta.
Cuenten conmigo.
En serio.



"(...) Por eso, mi solución es abolir el dinero y la propiedad privada, Trueque y marxismo, no descubriste nada, pibe, Y mi casa no te la doy, no jodamos con eso de nuevo, No, no, ahora viene mi teoría, Tengo sueño, Es importante que vos la oigas, aguantá, Yo, por qué, Porque quiero que me oigan los tres.

Para producir cosas no es necesario el dinero, Ah, no, boludo, cómo hacés, Me extraña, viejo, me vas a decir que para edificar una casa hace falta que la guita toque la tierra, los materiales, la gente, No, Y bueno, las cosas se pueden hacer sin dinero, Pero el trabajo hay que remunerarlo, No me vengas con pendejadas, si yo te doy todo lo que vos necesitás, no precisás guita, Y si quiero un BMW de oro con incrustaciones de diamantes cómo hago, Sos más ordinario que no sé qué, Que bolsa tejida con el plástico de los sachets de leche, Para qué mierda querés un BMW de oro con diamantes, Porque se me canta el culo, Dije que si te diera todo lo que necesitás, no todo lo que querés, nadie necesita un BMW de oro, Con Diamantes, Pero si lo quiero, qué mierdas, De nuevo, no es necesario, pequeño consumista del orto follado, Por qué estamos hablando como gallegos, Vamos a lo práctico, cómo hago para abastecerme de comida, Simple, vas a un centro de abastecimiento, un remedo de shopping, Ya estamos con los medicamentos, Remedo, dijo, No me mires así, che, Y buscás lo que te hace falta y te vas para tu casa, No era que no existía la propiedad privada, Eso viene después, Y cómo te asegurás de que nadie va a llevarse más de lo que necesita, Señores, les presento el FRATEC, She drove her old Mercedes back to New Orleans, de quién era esta canción.

Fraternalismo tecnológico, me hacés cagar de risa , Mi teoría socioeconómica, el FRATEC, fraternalismo, Sacale el porro, Es un fraternalismo, el principio de la vida en armonía, No era que habías dejado los libros de autoayuda, Escuchame, vos cuando tenés hambre en tu casa, qué hacés, Voy a la heladera y me sirvo, Listo, Listo qué, Si querés tomarte un vaso de leche, qué hacés, te llevás todos las botellas o te servís lo que tenés ganas, Lo que quiero, Bien, ese es el criterio que debe emplearse: sevirse de la producción social solo lo que hace falta, si sabés que mañana habrá leche en el centro de abastecimiento, para qué llevarte leche para un año, pero la pregunta es por qué en tu casa consumís lo que necesitás y fuera de ella, si pudieras te llevarías todo lo que se te ofrece gratis, acaso en tu casa, con tu familia no sos solidario, no compartís todo con todos, y aún más: no sos feliz brindándoles a tus hijos, Sí, Quién está primero en tu casa, vos o tus hijos, Mis hijos, Yo, digo mis hijos, Y por qué no podés ser bondadoso con aquellos que no conocés, Porque el mundo está podrido y todos quieren cagar a los demás con tal de salvarse, y a mí no me van a cagar, Lo que quiero decir es que siendo solidario, fraternal, es posible vivir en sociedad, es posible compartir, ése es el problema: los que tienen más dinero no comparten y se inventan espejitos de colores cada vez más costosos, ostentosos, que se consuman los recursos sólo para ellos, para unos pocos, total tienen el poder del dinero para comprarlos, El dinero no es problema, amigo, dígame su precio, Y el resto del mundo que se cague de hambre, de odio y de muerte.

La familia es el primer núcleo fraternal, desinteresado, cuál es el segundo, Los parientes, No, no, los parientes no se eligen, Los amigos, Exacto, Los amigos se eligen, la familia no, Tengo cada pariente y hay cada familia que mejor no hablar, Pero esas familias, aunque estén para el culo tienen amigos, que es el segundo anillo, El anillo del culo, De alguno de ellos te colgás y vivís bien, Viste, era del culo nomás, En este contexto dar será mejor que recibir, Puta, cagamos, el padre Kafka se mamó con aguarrás, Puto, oíme, no sos feliz dando a tus hijos, a los que querés de verdad, Sí, Entonces, me das la razón, no me rompas los huevos.

Todavía no resolviste el problema económico, Cómo que no, no hay más dinero, nadie tiene el poder, He-man lo tiene, Y quién va a fabricar las cosas, Las máquinas, por eso mi fraternalismo es tecnológico, con todo el avance tecnológico que hay hoy más el que vendrá, más el que no viene todavía porque hay que agotar la venta de las novedades existentes, egoísmo puro, no hará falta poner más el lomo, que entre otras cosas, eso es trabajo, Qué, Trabajo es hacer algo que no causa placer y en el que indefectiblemente hay que comprometer el físico, Entonces, según vos, un economista, un ingeniero, un empresario, etc., no trabajan, Nones, estar sentado todo el día pensando no es laburar, no jodas, macho, quién trabaja de verdad, el presidente de una megaempresa o el operario, o el que limpia los baños, El presidente de una compañía también trabaja, no me niegues eso, El presidente cuida su capital, que no es de él, lo heredó por una cuestión de clase, es decir un fraude consensuado, una mentira creída desde que el cavernícola le perdonó la vida al otro pobre imbécil, no por bondad sino para inventar la esclavitud, Sos un zurdito peligroso vos, Qué bueno eso, Y los empleados de escritorio acaso no trabajan, Son unos infelices que no saben qué hacer con su vida, Yo no soy infelíz, Sí que lo sos, decime si hacés lo que realmente te gusta en el trabajo, Sí, me gusta, Sos un puto, Puto, Igual en mi proyecto necesitamos de gente como vos, Así que también se necesitan putos.

Y los políticos, qué van a hacer, bueno, bueno, no me peguen, pará no me tirés con eso que duele, Puto, Püto, Repüto.

Habrá un tiempo de transición en el que mucha gente seguirá haciendo lo que hacía hasta que pueda empalmarse con las máquinas, o si quieren podrán seguir haciéndolo, la idea es que cada uno haga lo que realmente le gustaría hacer en su vida, A mí, me gustaría rascarme los huevos hasta que me sangren.

No hará falta producir millones de autos, habrá medios de trasporte público hipereficientes, rápidos, y para aquellos que gustan de moverse solos o en pequeños grupos, centros de estacionamiento subterráneo cerca de tu casa donde vas a ir cada vez que necesites usar un auto, o lo que se invente, Toda mi vida soñé con un auto volador, Qué puto, Ahí elegís el que necesitás, te subís, y te vas, cuando llegaste a donde ibas lo dejás estacionado en el parking más cercano y luego caminás o lo dejás en la calle para que lo use el que lo necesite, Y cómo vuelvo, Del mismo modo en que el otro se llevó el auto que vos usaste, Entonces, se acabaron las grandes marcas de autos, habrá una sola marca, comunismo, Por qué, o en realidad, para qué querés muchas marcas, si lo importante es trasportarte rápido y cómodo, los que acostumbraban a diseñar autos, barcos, aviones, etc., se juntarán y diseñarán lo mejor posible, o harán diferentes modelos, Entonces habrá un BMW con incrustaciones de diamantes, Y dale, estás pelotudo, vos, En este punto habrá que saber diferenciar entre confort y lujo, para qué el lujo, me refiero al lujo que me distinga de los demás, el consumismo nos empuja al lujo, la lujuria por lo material, esa es nuestra peor enfermedad, si llegamos a poner en práctica el FRATEC se habrán acabado los países, las visas, los alambrados, las divisiones políticas, Imashin ol de pipel livin laif in pisssss, She drove her old Mercedes back to New Orleans, o era New Jersey.

Pero los recursos no son ilimitados, decime cómo hacemos para comer caviar si no hay para todo el mundo, Ah, ahí está, si no hay para todo el mundo, si un bien es escaso -esa es la definición de bien económico y todo lo que está sobre la tierra no es inagotable, algún día se acabará-, habrá que racionalizar a conciencia, luego intentar reproducir ese bien tecnológicamente o reemplazarlo, yo no ofrezco una solución mágica, digo que se haga un balance de todo lo que hay y luego se reparte para todo el mundo por igual y lo que no hay, mala leche, esa es la verdad.

No me dijiste lo de la propiedad privada, hasta los perros marcan territorio, Eso es, Eso es un síntoma de homosexualidad reprimida, Eso es, decía, un comportamiento, como vos bien dijiste, animal.

En mi teoría, las ciudades desaparecerán, no más gente hacinada, se vivirá en pequeños grupos de casas con todo lo que cada familia necesite, vivirá ahí todo el tiempo que quiera, habrá casas para uno, dos, cuatro, etc., Está bueno eso, un tiempo vivo en el mar, otro en la montaña, otro, No más cemento diseminado indiscriminadamente, en mi proyecto habrá verde por todos lados, no habrá zonas marginales, todas se recuperarán, y en aquella donde nadie quiera vivir radicamos las plantas de producción, caminaremos los trayectos cortos porque habrá tiempo para caminar, y lo llamaremos pasear, Y quien gobierna, Nadie, o tal vez volvería al consejo de ancianos, una vez que las máquinas nos provean todo lo material no habrá problemas graves, ni crimen, siempre habrá excepciones, claro, pero serán manejables y si no, los ponés de una patada en el culo en un cohete a la luna sin retorno y listo.

Por qué dijiste al principio que si publicabas esta teoría ganabas o ganabas, Simple: si se publica y es un éxito de ventas puede pasar, a) que me llene de guita con los derechos de autor, b) que la gente decida poner en práctica el FRATEC, con lo cual no necesitaré más dinero para poder vivir y podré dedicarme a escribir, estudiar, investigar y a educar que es lo que más me gustaría hacer, O c), te publican y nadie te lee, con lo que te vas a meter al FRATEC bien doblado en el orto y el lunes de vuelta a la oficina a que tu jefe te explote como lumpen calificado que sos. (...)"


Por W. Ilner, Dónde está Kafka, 2007.

11/11/08

A lo sumo siete días


Nadie le prometió tanto tiempo.
Nació muy débil en el otro siglo, la matrona decía en los pasillos que no iba a vivir mucho, a lo sumo siete días.
Sin embargo fue niña. Claro que tuvo todas las enfermedades posibles: viruela, sarampión, una misteriosa lepra que casi no le dejó rastros, la fiebre amarilla del año '23, hasta la letal tuberculosis. Los médicos no se explicaban cómo se sobrepuso al temible bacilo de Koch.
A los 16 años un amor le correspondió mal, subsumida en aflicciones cruzó la calle sin ver el carro de la policía que la levantó 4 metros por el aire mientras perseguía al sátiro tan buscado. Fue internada con fracturas múltiples, conmoción e inconciencia que le duraron poco más de dos años.
Se casó con un buen muchacho, trabajador, albañil que prometía traerle hijos, paz y amor por el tiempo siempre frágil que le quedaba. Pero una tarde un compañero de la obra vino a decirle que tal como José, el padre putativo del Nazareno, se había caído de un andamio y que por tanto había muerto.
Con cuatro hijos a cuestas remontó la vida, no sin sufrir de gota, artrosis, hernia y una bronquitis crónica que le dejaron los tiempos de la tuberculosis.
Siempre delgada, a los 50 perdió los dientes y el pelo, pero su espíritu inquebrantable parecía compensar los achaques físicos; también, con la pensión y ayuda de sus hijos se hizo los dientes postizos y una colección de tres pelucas que alternaba según la ocasión.
No volvió a enamorarse jamás; pretendientes no le faltaron, pero ella no quiso.
Lo que más le gustaba era sentarse sola o con alguna amiga a tomar mate a la sombra del sauce llorón en el jardín mientras contemplaba la reverberación de sus plantas. Cuando el tiempo no daba por el frío o la lluvia lo miraba desde la ventana de la cocina.
Y así pasaba las horas. La radio la acompañó hasta que comenzaron a morirse los locutores que ella escuchaba cuando joven. La televisión le aburre, dice.
Cuando se murió su último hijo casi dejó de hablar.
Los nietos la visitan poco, como casi no habla cuando se encuentran suponen que se encuentra bien.
Cuántos años tiene ya la abuela, le preguntan los hijos de los nietos a sus padres.
Cuántos años tiene ya la abuela, preguntan los tataranietos a sus padres.
Ninguno sabe qué responder, el tiempo sigue pasando, sus parientes y amigos de juventud ya se fueron, se va quedando cada vez más sola, sentada en el jardín mirando crecer y marchitarse las rosas mientras ella, que tan poco iba a durar sobre esta tierra, ahí está, sentadita tomando mate con la mirada perdida.
Esperando.
Ella le confesó a la costurera que ya vivió demasiado, que está cansada, que es tiempo de morirse, pero resulta que cada noche que se va a dormir la despierta un nuevo día.
A veces se pregunta si el haber sobrevivido a tantas enfermedades y accidentes no la habrían inmunizado frente a la muerte.
Otras se pregunta si por un descuido burocrático celestial la Impía simplemente no la tiene en la lista y así puede pasarse el tiempo esperando que no va a venir.
En su jardín las flores y plantas giran alrededor del esplendor y la muerte, mientras ella no termina nunca de marchitarse.
Y maldice, vieran cómo blasfema, Tal vez así me oigan, dice.

19/10/08

Los siete mensajeros - Dino Buzzati (1942)

Había dicho que escribiría una serie de textos sobre los mensajeros.
Para evitar caer en la tentación de inspirarme demasiado en este magistral cuento de Buzzati (tal vez su mejor texto breve antes de su novela El desierto de los tártaros), lo pongo a vuestra excelsa disposición. Denunciar este cuento es para mí revelar el truco del mago. No sé si podré escribir algo que esté a su nivel. Tiempos cruciales me han salido al encuentro y está complicado hacer pie.
Sin embargo, mis mensajeros ya han salido, no sé que mensaje llevan, qué destino ocultan.
Lean mientras a Buzzati.





Habiendo salido a explorar el reino de mi padre, día a día voy alejándome de la ciudad y las noticias que me llegan son cada vez más raras.
Comencé el viaje cuando tenía poco más de treinta años y han pasado ya más de ocho años, seis meses y quince días de ininterrumpido camino.
Creía, en el momento de partir, que en pocas semanas habría alcanzado los confines del reino; por el contrario, seguí encontrando nuevas gentes y países y en todas partes hombres que hablaban mi mismo idioma y que decían ser mis súbitos. A veces pienso que la brújula de mi geógrafo se ha enloquecido y que, creyendo avanzar siempre hacia el sur, en realidad damos vueltas sobre nuestros propios pasos sin aumentar jamás la distancia que nos separa de la capital; esto podría explicar por qué no estamos ahora junto a la extrema frontera.
Pero más frecuentemente me atormenta la duda de que este confín no existía, que el reino se extienda sin límite alguno y que, por más que yo avance, jamás podré arribar a la frontera. Empecé el viaje cuando tenía más de treinta años, demasiado tarde, quizás. Los amigos, los mismos familiares, se burlaban de mi proyecto, opinando que iba a despilfarrar los mejores años de mi vida. Pocos de mis leales, en realidad, aceptaron partir.
Si bien era algo descuidado -mucho más que ahora- me preocupé de poder comunicarme, durante el viaje, con mis seres queridos; entre los caballeros de la escolta elegí los siete mejores para que me sirvieran de mensajeros. Creí, ignorante de mí, que tener siete mensajeros era una verdadera exageración.
Con el transcurso del tiempo advertí, por el contrario, que eran ridículamente pocos, a pesar de que ninguno de ellos fue asaltado por los bandidos ni malogró su cabalgadura. Los siete me han servido con una tenacidad y una devoción que difícilmente podré recompensar.
Para distinguirlos con facilidad les puse nombres cuyas iniciales eran alfabéticamente progresivas: Alejandro, Benito, Carlos, Daniel, Eduardo, Federico, Gregorio.
Poco acostumbrado a estar lejos de mi casa, envié al primero, Alejandro, al caer la noche del segundo día de viaje, cuando habíamos recorrido ya unas ochenta leguas. A la noche siguiente, para asegurarme la continuidad de las comunicaciones, envié al segundo, después al tercero, después al cuarto, consecutivamente, hasta la octava tarde del viaje en que partió Gregorio. El primero todavía no había regresado.
Llegó la décima noche mientras acampábamos en un valle deshabitado. Supe por Alejandro que su rapidez había sido menor a la prevista; había pensado que, yendo separado y en un corcel inmejorable, podría recorrer en el mismo tiempo el doble de distancia que nosotros, pero no había recorrido el doble, sino sólo una vez y media; en una jornadas, mientras nosotros avanzábamos cuarenta leguas, él avanzaba sesenta, pero no más.
Lo mismo pasó con los otros. Benito, que partió la tercera noche del viaje, retornó recién a la décima quinta; Carlos, que partió a la cuarta noche, nos alcanzó en la vigésima. Muy pronto comprendí que bastaba multiplicar por cinco los días que llevábamos viajando para saber cuándo volvería el mensajero.
Al alejarnos constantemente de la capital, el itinerario de los mensajeros se hacía cada vez más largo. Después de cincuenta días de camino el intervalo entre un arribo u otro comenzó a espaciarse sensiblemente; mientras antes veía llegar al campamento un mensajero cada cinco días, el intervalo llegó a hacerse de veinticinco días; la voz de mi ciudad, de esa manera, se volvía cada vez más apagada: pasábamos semanas enteras sin tener ninguna noticia.
Una vez que transcurrieron seis meses -ya habíamos atravesado los montes Fasani- el intervalo entre uno y otro arribo de los mensajeros aumentó a cuatro meses. Ahora ellos me traían noticias lejanas; el sobre me llegaba ajado, muchas veces con manchas de humedad, debido a las noches que el portador se había visto obligado a pasar al sereno.
Avanzábamos aún. En vano buscaba persuadirme de que las nubes que se deslizaban rápidamente sobre mí eran iguales a las de mi niñez, que el cielo de la ciudad lejana no era diferente de la cúpula azul que tenía sobre mí, que el aire era el mismo, igual el soplo del viento, idénticas las voces de los pájaros. Las nubes, el cielo, el aire, los vientos, los pájaros se me aparecían en verdad, como cosas nuevas y diversas; y yo me sentía extranjero.
¡Adelante! ¡Adelante! Vagabundos encontrados por la llanura me decían que los confines no estaban lejos. Yo incitaba a mis hombres a no descansar, borraba las palabras descorazonadoras que se formaban sobre sus labios.
Ya habían pasado cuatro años de mi partida. ¡Qué larga fatiga! La capital, mi casa, mi padre, se habían vuelto extrañamente remotos, casi no me parecían reales. Ahora pasaban fácilmente veinte meses entre las sucesivas apariciones de los mensajeros. Me traían curiosas misivas amarillentas por el tiempo y en ella encontraba nombres olvidados, modos de decir insólitos para mí, sentimientos que no lograba comprender. A la mañana siguiente, después de una sola noche de reposo, mientras nosotros nos poníamos en camino, el mensajero partía en dirección opuesta, llevando a la ciudad las cartas que yo había preparado en ese mismo tiempo.
Pero ya han transcurrido ocho años y medio. Esta noche cenaba solo en mi tienda cuando entró Daniel, que aún lograba sonreír, aunque estaba muerto de cansancio. Hace casi siete años que no lo veía. Durante todo este período larguísimo no ha hecho más que correr, atravesando praderas, bosques y desiertos, cambiando quién sabe cuántas veces de cabalgadura, para traerme el paquete de sobres que hasta ahora no he tenido deseos de abrir. Ya se fue a dormir y volverá a partir mañana mismo, al amanecer.
Partirá por última vez. Consultando el calendario calculé que, aunque todo salga bien, yo continuando mi camino como lo he hecho hasta ahora y él el suyo, no podré volver a ver a Daniel hasta dentro de treinta y cuatro años. Entonces tendré setenta y dos.
Pero comienzo a sentirme cansado y es probable que me muera antes. No lo volveré a ver. Dentro de treinta y cuatro años (quizás antes, mucho antes) Daniel descubrirá, inesperadamente, los fuegos de mi campamento y se preguntará por qué nunca antes le resultó el trayecto tan corto.
Como esta noche, el buen mensajero entrará en mi tienda con las cartas amarillas, llenas de absurdas noticias de un tiempo ya sepultado; pero se detendrá en el umbral y me verá inmóvil tendido sobre el camastro, flanqueado por dos soldados con antorchas, muerto.
¡Anda, pues, Daniel, y no me digas que soy cruel! Lleva mi último saludo a la ciudad donde nací. Tú eres la última ligazón con el mundo que en un tiempo fue también mío. Los mensajes recientes me han hecho saber que han cambiado muchas cosas, que mi padre ha muerto, que la corona pasó a mi hermano mayor, que me consideran perdido, que han construido altos palacios de piedra, allá, donde estaban las encinas a cuya sombra solíamos jugar. De cualquier manera, siempre seguirá siendo mi vieja patria. Tú eres la última atadura con ella, Daniel.
El quinto mensajero, Eduardo, que me alcanzará, si dios quiere, dentro de un año y ocho meses, no podrá volver a partir porque no tendrá tiempo de regresar. Después de ti, el silencio, ¡oh, dios mío!, a menos que encuentre los anhelados confines. Pero cuanto más avanzo, más me convenzo de que no existe frontera. No existe, sospecho, frontera alguna, por lo menos en el sentido que habitualmente le damos. No hay muralla de separación, ni ríos divisorios, ni montañas que cierran el paso. Probablemente atravesaré el límite sin ni siquiera advertirlo e, ignorante de mí, continuaré mi camino. Por eso he decidido que cuando Eduardo y los demás mensajeros, después de él, me alcancen nuevamente, en vez de volver a tomar el camino de la capital, se me adelante, para que yo pueda saber con anterioridad lo que me espera.
Desde hace un tiempo una ansiedad inusitada se apodera de mí por las noches y ya no se trata de la añoranza de las alegrías pasadas, como en los primeros tiempos del viaje; más bien es la impaciencia de conocer la tierra ignota a la que me dirijo.
Advierto -y no se lo he confiado hasta ahora a nadie- cómo de día en día, a medida que avanzo hacia la improbable meta, el cielo irradia una luz insólita como jamás había visto, ni siquiera en sueños. Ha quedado definitivamente atrás el último cielo azul.
Las plantas, los montes, los ríos que atravesamos, parecen hechos de una esencia diferente de lo ya conocido y el aire me acerca presagios que no sé transmitir.
Una nueva esperanza me llevará mañana por la mañana aun más adelante, en dirección a aquella montaña inexplorada que ahora ocultan las sombras de la noche. Una vez más levantaré el campamento, y Daniel desaparecerá en el horizonte en dirección opuesta, para llevar a la ciudad remota mi inútil mensaje.

18/10/08

Pink Floyd - Us And Them

Resume un poco el post anterior

15/10/08

Al margen



Te estoy mirando a los ojos.
No, no es el comienzo de una historia. No esperes a que cuente algo de alguien. Te estoy hablando a vos que estás leyendo. Sí, sí, a vos. Aunque quieras no vas a poder levantar la vista de aquí. Vos creías que nadie sabe lo que pensás, bien, estabas en un error, grande error. Yo estoy detrás de estas letras y te miro, te penetro y te infecto, como un virus.


Sé perfectamente lo que pensás.


Se lee en soledad, dicen. Acaso hay modo más encubierto para masturbarse delante de todos, te pregunto.


Es el placer del texto.


Siempre pongo trampas, líneas de texto que no dicen nada, párrafos espesos, impenetrables, y te cansás, pero seguís leyendo sin leer. Es entonces cuando tus murallas se derrumban, quedás vulnerable y comenzás a leerte, te leo. Allí comienza la posesión y no habrá exorcismo que te salve. Tengo así acceso a todos tus pensamientos, los estúpidos, los de tu infancia, los inconfesables.


Qué, huís a otro texto, no importa, estoy detrás de cualquiera, esperando a que te diluyas en la lectura.


Qué, vas a destruirme, a tratar de olvidarme, imposible, estoy en todos los textos.


Yo soy el que No Soy, la imposibilidad. Mientras sigas leyendo yo voy a estar acechándote, espiándote. Yo lo sé todo, recordá cuando leías la vez pasada y te imaginaste lo repulso y de inmediato cambiaste a imaginar lo que debe ser, y más tarde lo pensaste de nuevo, tenés miedo de reconocer tus aberraciones. Todos los espejos las tienen, por qué vos no. Pero no te hagas drama: como vos, todos son perversos, los he leído a todos, todos imaginan matar a alguien, fornicar con alguien distinto, prohibido, igual a uno o con un niño, todos hurgan sus narices, a escondidas o mientras leen aislados. Yo los vi, yo te vi. El texto es como una selva frondosa: vos crees caminar por el sendero seguro, del otro lado, como en el zoo, y yo te observo detrás de la maleza tipográfica, esperando a que te hipnotices en la próxima línea, en la próxima palabra.


Soy el que viola tu alma, tu conciencia. La revuelvo, la excito, la excreto y luego el dolor de volver a enfrentarte a tus semejantes.


Mentir, mentir, mentir.


Seguís ahí, no podés dejar de leer, ni siquiera sentís como clavo mis uñas en tus pupilas para dilatarlas y meterte mi mugre. Es delicioso, es goce.


Bueno, quería que supieras, nada más.




Hasta luego, fue un placer.




13/10/08

Qué lindo el mar

Qué lindo el mar, la playa, le dijo suspirando mientras le cebaba un amargo, Sabés qué, le respondió luego de vacilar mientras sorbía el mate y enterraba los dedos de los pies en la arena, ves el horizonte, le preguntó sin esperar su respuesta, estoy seguro de que hay algún lugar todavía no conocido por el Hombre, y ella acostumbrada a sus diletancias inconducentes rumió, No digas, y dio por terminada la reflexión dedicándose a desempolvar de arena una medialuna. Él pegó un salto de la pequeña silla y dijo, Ya vengo, y se metió en el océano.

Braceó en línea recta, pasó la segunda y tercera rompiente, luego se detuvo para mirar la franja amarilla moteada de cuerpecitos brillantes que iban y venían sin sentido bajo el sol y a su mujer que ya hablaba con una amiga. No hacer pie lo intranquilizó un poco, pero no abandonó su propósito. Nadó un centenar de metros más y para recuperar fuerzas se puso a flotar de espaldas, inerte, reteniendo el aire en los pulmones para no hundirse. Luego perdió la noción del tiempo pensando en aquello sin nombre, luego en la oficina, también en los escondidos revolcones con Andrea y a la vez conectándose consigo mismo.

La tarde en fuga lo sacudió de su éxtasis; el silencio y el agua lo rodeaban. Se desesperó y nadó hacia cualquier parte. El miedo le consumía las fuerzas mientras pensaba en lo horrible que sería morir ahogado. Se tranquilizó cuando vio un pequeño oleaje crisparse a lo lejos. Si hay olas, pensó, hay tierra cerca, y aunque casi exhausto, la nueva esperanza lo llevó hacia allí. Al llegar su sorpresa fue amarga: no había tal tierra o banco de arena, había llegado, tal como lo había pensado, a un finisterre pasado por alto, erróneo, no revocado por la palabra, que se precipitaba al vacío en una inmensa catarata. Trató de escapar, pero hacia dónde, el torrente lo arrojó sin dudar al abismo. Mientras caía vertiginosamente entre las aguas pudo ver muy abajo, rodeado de restos de naufragios, un nido de infernales monstruos que serpenteaban batiendo con histeria sus desgarradoras mandíbulas. Ojalá despierte pronto, rogaba, pero no estaba en otro de sus sueños: lo supo cuando quedó encajado en el fétido aliento de la despareja trampa de dientes. Lo supo cuando sintió el tremendo dolor de ser devorado vivo.

 

 

12/10/08

¡Felíz día de la raza! les desean: Cristobal, Hernán, Leopoldo II, Adolfito, el KKK y otros.

























10/10/08

Souvenir


Cuando ella clavó su cepillo de dientes en el vaso del baño y pobló de bombachas un cajón del dormitorio, a Sven Larson el instinto ancestral le hizo efervescencia en la sangre. Él sabía que esto iba a pasar: una de las inmensas noches de Oslo, a los dos meses de entregarse, con gotas de sudor sobre los labios y apenas cubierta por la sábana, ella le dijo que lo amaba. Él la miró y le respondió con una caricia detrás de la nuca.

 

Al norte del río Marañón, en el altiplano ecuatoriano, la noche llega después que en Suecia; allí, una tribu primitiva celebra extraños rituales.

 

Sven Larson decidió matarla esa noche después del extenuante combate cuerpo a cuerpo: así llamaba él al coito. Con algo parecido a un hacha le separó la cabeza del cuerpo de un golpe. Aunque con los ojos muy abiertos y sostenida por las manos de Sven Larson, ella no podía ver su cuerpo convulsionarse como una gallina corriendo decapitada. En la cocina, después de coserle los ojos y boca, hirvió la cabeza en una marmita sazonada con ciertas hierbas y brebajes. Luego fue al jardín donde la cubrió de tierra y rodeó con piedras calientes. La noche siguiente la desenterró y empaquetó cuidadosamente en una caja pequeña.

 

Al norte del río Marañón, en el altiplano ecuatoriano, la esposa del jefe, aunque está cubierta de barro, sus ojos azules brillan como faros. Sólo al bañarse en el río se puede ver su piel blanca y su pelo rubio.

 

Al día siguiente, luego de deshacerse del cuerpo de ella, Sven Larson despachó el pequeño paquete.

 

Allá por 1985, una antropóloga europea se perdió durante una expedición remontando el río Marañón.

 

Una mañana húmeda, la esposa del jefe se puso sus viejas ropas y fue al pueblo por el sendero secreto. Abrió con su llave la casilla de correo y retiró un pequeño paquete. Ya devuelta en la selva, llamó a su esposo y en la tienda abrió la encomienda, Mirá lo que nos envía tu hijo, no es un amor, le preguntaba mientras extraía una cabeza rubia, del tamaño de una mandarina, con rudimentarias costuras en los ojos y boca, Tsantsa, exclamó con orgullo el jefe y ubicó el recuerdo en un estante junto a otras cabezas reducidas, rubias, con rudimentarias costuras en los ojos y bocas y del tamaño de una mandarina.



9/10/08

La biblioteca de los sofistas


            ... la antorcha se movía pincelando auras y sombras que se escurrían por entre las grietas de antigua piedra de la que estaba facturado el largo pasillo. A su paso, bajo el techo opresor, el picante aroma de las telarañas ardiendo. Pronto entendió que el corredor no sólo se elevaba para luego caer tan hondo que sentía el calor del Orco bajo los pies sino que viboreaba a izquierda y derecha y que el aire le faltaba. Buscó apoyo en una de las paredes para recobrarse. Antes de que la tea se ahogara vislumbró la continuación y otro giro que se sumergía. Pensó que bien podría estar deambulando por el interior de la muda de piel de una serpiente infinita. Al dejarse caer el peso de su cuerpo debió accionar algún mecanismo que hizo desplazar una piedra. Tras ella un estallido de luz y aire revolvió el polvo antiquísimo del pasadizo. Alivió sus pulmones y entró en el recinto que estaba habitado por viejos volúmenes dispuestos sobre anaqueles que se elevaban y repetían hasta un haz de luz muy lejano. La recámara, circular y estrecha, tenía la angustiante altura que sólo podría medirse en tiempo y la intolerable ausencia de escaleras. En su centro siempre iluminado había un largo escritorio con libros superpuestos, rollos, palimpsestos en su segunda escritura y la perturbación de una pluma abandonada intempestivamente, goteando tinta fresca sobre un papiro. Repasó los bordes del banco con las puntas de los dedos hasta tropezar con un grueso tomo sobre cuya cubierta de cuero relampagueaban remotas filigranas de oro. Lo abrió por la mitad y leyó: “..., prófuga y cazadora de bibliotecas perdidas, cruzó el mar escondida en la bodega de una nave mercante, deambuló meses por páramos y selvas y las eternas lluvias de marzo hasta que dio con el pequeño dios de jade al pie del Monte Sagrado que custodiaba la entrada a la galería.” Un ramalazo frío le sacudió la espina. No podía creer lo que estaba viendo. Volteó unas páginas hacia atrás y leyó: “... al finalizar el eclipse, el jurado encontró a Eldrid de Tonsberg culpable por unanimidad. La sentencia, benevolente, le daba las siguientes opciones: devolver el Libro y morir decapitada, o extinguirse en la hoguera colgada desnuda por los pies para que su alma fuera directamente al infierno. (...) Esa noche mientras observaba cómo le construían el suplicio en la plaza una llave amistosa abrió la celda y...”. Las manos le temblaban y las lágrimas le nublaban la visión. Pasó entonces cientos de páginas hacia delante, se escurrió el agua de los ojos con el dorso de las palmas y leyó: “... la antorcha se movía pincelando auras y sombras que se escurrían por entre las grietas de antigua piedra...”. Sin embargo, todavía algo de duda le quedaba y aunque quebrantada, avanzó la mirada para leer lo siguiente: “… hasta tropezar con un grueso tomo sobre cuya cubierta de cuero  relampagueaban…”. Atrapada por lo inverosímil no prestó oídos a la silenciosa puerta de piedra que se cerraría para siempre. Ya sin la esperanza del error o el artificio en aquellas páginas, Eldrin de Tonsberg, entre aterrada y resignada, no resistió la tentación de conocer el fin (que no incluiría la última página); allí encontró la siguiente frase fatal: “Ya sin la esperanza del error o el artificio en aquellas páginas, Eldrin de Tonsberg, entre aterrada y resignada, no resistió la tentación de conocer el fin (que no incluiría la última página); allí encontró la siguiente frase fatal:…”




 

7/10/08

Crónica del Verbo


Desde que recuerdo oía voces en mi cabeza. Mis padres me miraban con temor cuando jugaba a dibujar cosas extrañas en la tierra mientras hablaba con lo invisible. También hacía desaparecer cosas pequeñas. Ellos tenían la esperanza de que olvidara estas iniquidades el día que tuviera que ir a la escuela con los demás. Pero un día caluroso un anciano desconocido se presentó en casa diciendo que yo debía tener una educación diferente, y así, sin objeciones paternas ni llantos de despedida me llevó con él.

Caminamos en silencio durante varios días por el desierto hasta que llegamos a un perfumado vergel que tenía un templo modesto en su centro. Allí conocí a otros como yo de más menos mi misma edad: en pequeños grupos o solos ejercitaban movimientos y enunciados; recibían instrucciones de otros maestros; algunos no eran siquiera de estas tierras y su lengua, aunque desconocida para mí, podía comprenderla perfectamente.

Me enseñaron muchas cosas, pero lo que más me divertía era la realización de prodigios, aunque debo confesar que nunca me salían bien: el agua la convertía en sangre, en vez de vino; la multiplicación de panes y peces daba por lo general un resultado monstruoso; y al intentar caminar sobre el agua ésta quedaba impura por varios días. Los maestros me miraban de costado mientras dialogaban preocupados entre sí. Algo estaba mal. Yo no era como el nazareno aquél que tanto se me parecía físicamente: a él todo le salía de maravillas y enunciaba hasta enamorarnos. Mis voces me atormentaban. Un día el viejo maestro me dijo, Tienes que dominar las voces en tu cabeza hasta que te vuelvas la Voz; solo así podrás dominar la realidad, liberar a tu pueblo y vencer a la muerte.

Años más tarde dejaría la escuela y a mis maestros con la decepción del fracaso. Sin embargo, gracias a mi elocuencia y habilidad para hacer desaparecer cosas pequeñas tuve un modesto rebaño de seguidores del cual viví cómodamente casi a la par del fantástico nazareno. Pero a él nadie lo entendía y eso lo enfurecía y lo violentaba con su prójimo. Yo había ido a su cueva para consultarle sobre un prodigio que no lograba realizar (y que antes me salía sin problemas) la noche que el Sanedrín lo mandó a capturar, pero él y sus discípulos ya se habían marchado. Fue entonces que los soldados me confundieron con él.

Ya me han golpeado hasta desfigurarme, me han atravesado con clavos para fijarme a una cruz; no pude siquiera defenderme, no me creyeron. Finalmente las voces en mi cabeza se silenciaron. Tres días más tarde resucité. El resto de la historia ya es conocida por todos.

4/10/08

Como la hiedra


Una sacudida hizo golpear su cabeza contra el casco. Como sucede en los viajes, despertó sin saber dónde estaba, las luces del panel de control parpadeaban y el sabor amargo del sueño hibernado que lo devolvía a la soledad. Antes de que el monitor se apagara alcanzó a leer que estaba en un sistema solar múltiple, antiguo, desconocido y que la fuerza de gravedad de un planetoide lo había atrapado. La nave parecía que iba a desarmarse en pleno espacio hasta que perdió conciencia.

Cuando volvió a abrir los ojos el habitáculo era un caos de cables y chispas. Abrió la escotilla y bajó a la superficie enfundado en su traje que lo oxigenaba y alimentaba. El paisaje era un gran desierto naranja, llano hasta el horizonte, poblado de rocas pequeñas y alumbrado por dos soles lejanos, opuestos, moribundos, que difuminaban una luz cetrina sobre la atmósfera espectral; los instrumentos le revelaron que era irrespirable y que además, no había ni hubo señales de vida. Verificó el estado de la nave y con algo de tristeza y resignación aceptó que no saldría más de ese páramo y que nadie vendría a buscarlo. Tenía aire y víveres para algunos años y decidió gastarlos. Conocer la totalidad de su nuevo hogar le llevó poco más de seis meses y hubiera sido lo mismo no hacerlo: todo era igual, una inmensa meseta pedregosa. A pocos metros de la nave improvisó con restos de chapas dobladas y telas metálicas una especie de toldo. Plantó una butaca en el suelo arcilloso al que adosó un fragmento de espejo contra el cual pasó sus días recostado mirándose crecer la barba y pelo dentro del casco que nunca más podría sacarse. Hacia los últimos días le había crecido una maraña de pelos tal que apenas podía ver su reflejo. El hastío y la soledad lo hacían dormir casi todo el tiempo bajo un eterno crepúsculo, ya que la noche nunca llegaba.


Al despertar de una de las siestas finales algo le tapaba enteramente la visión y lo tenía pegado por fuera. Lo tomó con las manos y como si estuviera espiando por entre las malezas de una selva tuvo que esforzarse para descifrarlo. Buscó varias formas de acomodar su cabeza dentro del casco hasta que pudo verlo: era un mechón de largos cabellos rubios, como los de su amada y remota Aurelia. Pero el horror no se hizo esperar: las raíces de los pelos estaban clavadas a un trozo de piel violácea bajo la cual goteaban coágulos que habían manchado el cristal del visor. Cuando vio el color fresco de la sangre quedó paralizado por el pánico. Momentos después, un ruido sordo y pesado hizo rebotar el polvo sobre el suelo, luego otro… y otro y se acercaba por detrás. Quiso mirar por el espejo pero fue en vano: no pudo entender lo que inminentemente se le venía encima; ahora, nunca tan poco oportuno, su cabellera había colmado el casco por completo y como una hiedra los largos mechones le entraban por la boca buscando el fondo de su garganta.





29/9/08

Apostasía en el llenado de perfiles


Hace poco recibimos de la Goethe Schule -benemérita institución escolar a la que asistimos Melandri, el Conde Mascetti, Uriol y el que suscribe- un pedido de subir nuestros datos a la web de ex-alumnos.
Bajo un escudo de melancólica y formal cordialidad noté en las preguntas del formulario aquella costumbre policíaca de indagar sobre los devenires de las personas que ya no están bajo su custodia.
Entre los que se sucribieron al sistio figura, entre otros, el que fue el mejor alumno del colegio contando bien horondo su exitosa carrera de vida luego de terminar la secundaria en tan prestigioso colegio.
Pero también estamos nosotros.

Y el perfil de Melandri es el que motivó este post.
La foto que publicó es la que figura más arriba.
Paso a traducir y reporducir las preguntas del sitio y las respuestas de Melandri.


Was hast Du im ersten Jahr nach dem Abschluss gemacht?
(Qué hiciste el primer año después de finalizado el colegio?)


Güevo


Drei Worte, die Deine Ausbildung / Dein Studium am besten beschreiben
(Tres palabras que mejor describan tu formación /estudios)

Veni, vidi, vici


An welche Deiner Lehrer erinnerst Du Dich gerne ? / Welche waren Deine Lieblingslehrer. Kannst Du eine kurze Anekdote über sie erzählen ?
(¿A quién/es y porqué recordas como tus maestros / profesores preferidos ? Podés incluir alguna anécdota.)


Prof. Weissenstein

Walburga Muffel


Was würdest Du den heutigen Schülern empfehlen?
(¿ Qué recomendaciones les darías a los actuales alumnos ?)
Orden y Disciplina!!!, con un poco de peyote...



Melandri, en esta momenta la Gestapo y SS saliegon a buscagte...
Yo no te conozca.
Sho argentino.
Y shaná tová.

21/9/08

La gran decepción


Llegó el día en que se descubrió que todas las religiones eran un fraude.
La antiguos creyentes, desconsolados, deambulaban por las calles como muertos vivos.
Los ateos, nihilistas y apóstatas, sentados en mesas de café sobre las veredas, tomaban sendos cafés con leche con medialunas, submarinos, ginebras, alguna que otra caña, algún que otro caliborato y brindaban no sin sonreír con sorna cuando un ex creyente les pasaba por al lado con la mirada baja, agobiados por la vergüenza y la desesperanza.
Así pasaron varios días hasta que una tarde el sol se detuvo en el horizonte y el cielo se abrió.
Se pudo ver que en su interior brillaba el Cielo (los ángeles que volaban de un lado a otro lo delataron).
La gente solo pudo quedar perpleja. 

Finalmente, el Triángulo con el Ojo que todo lo ve en su interior se instaló en la grieta celestial irradiando una luz que bañaba y decía: "Todo lo que las religiones dijeron y prometieron es falso. No es que Yo o el Cielo no existamos o la vida después de la muerte o los milagros. Somos, pero no para la raza humana. Su miserable existencia fue planeada para que sea simplemente miserable. La grandeza, Mi Grandeza y Mis Dones no fueron destinados a ustedes. Lo lamento."
La grieta se cerró, el sol se fue y vino la noche, con luna, estrellas y todo eso (menos magia).

La humanidad resistió sin alma algunos miles de años más, pero fue más una existencia fantasmagórica, grisácea, moribunda, carente de sentido.
Hasta que un día, un grupo de jóvenes descubrió la entrada al Averno (sencilla y obvia, muy sospechoso).
Las negociaciones entre hombres y demonios duraron unos cuantos meses. 
Así fue que llegaron a un acuerdo.
Y no les fue tan mal.
  

20/9/08

Exit Music (for a film) - Brad Mehldau - Radiohead cover

Brad Mehldau otra vez por aquí (siempre será bienvenido).
Un buen ejemplo de cover como reescritura.
Bueno, ya sabemos que desde el jazz no hay copia, solo reinterpretación.
Este pibe lo que quiere es convertir en standards de jazz temas de rock, esta vez con Radiohead.

Y bien que hace...


19/9/08

Informe definitivo sobre la Verdad


Honorable Consejo de Mayores:

Era apenas un muchacho ansioso cuando dejé el claustro en tiempos de la última dinastía que no supo que iba a serlo. A los pocos meses, también ignorante de ello, me embarqué la madrugada anterior al mediodía crucial.
De acuerdo con la educación que de vosotros recibí juré no hablar más que lo necesario para encontrar la Verdad; así he vivido durante esta centuria de peregrinaje. 
A la hora de confeccionar este informe puedo decir que he recorrido cada palmo del Mundo y que generalmente en los resquicios más improbables he hallado pistas que me conducían a la Verdad.
Estos indicios me daban nuevos ánimos cuando el hambre me debilitaba o el peso de los años demoraba mi paso.

(...) Debo agradeceros la amabilidad de los Mensajeros a lo largo de mi anábasis: más de una vez salvaron mi vida.

(...)

Así fui de Oriente a Occidente, de los Hielos al Desierto y del Desierto a los Hielos, conocí las más variadas gentes y sus costumbres. También sus creencias. De esto puedo decir que todos los sistemas de fe coinciden en los siguientes puntos que conducen unívocamente a la Verdad:

1. Las supersticiones, mal llamadas relig (aquí el párrafo aparece arrancado y la siguiente página es la que debería aparecer 47 páginas más tarde) 

(continuación, pág. 51) de los demás animales. Si bien la Verdad se manifiesta en aquellos que (la hoja entera está tachada, cada línea está pintada con una espesa tinta negra impenetrable a la vista. Ubicando la hoja a contraluz sería posible adivinar los caracteres pero ya es muy tarde)

(continúan las tachaduras, las ablaciones, los secuestros, las desapariciones clandestinas de las miles de hojas que forman parte del volumen) en los equinoccios es cuando mejor se aprecia y la gente toda sale a  
(...) telares con lanas multicolores 
(...) máquinas de guerra
(...) pandemias

(pág. 5902) ver el átomo desgranarse fue una de las cosas más (hoja desgarrada al medio)

(...) por causa de los escritores que han sido quienes alejándose más de Ella es cuando más se acercaron. Y nadie les hizo caso; nadie se dio cuenta.

(...) a través de los telescopios más poderosos. Sin embargo no tuvimos éxito, pero rescato este decálogo invariable del espacio que nos circunda (acercando el olfato a la página podemos inferir que toda la escritura ha sido cubierta por comida, pareciera pasta de arvejas. La doctora me dice que puede tratarse de excrementos. Humanos. O tal vez comida)

He escrito 92 volúmenes (90 están perdidos) de diez mil páginas para informarles cómo he gastado una vida -la mía- en busca de la Verdad.

Espero, Honorable Consejo, que hayan quedado satisfechos con mi trabajo.
En lo que a mi respecta haber conocido la Verdad me ha dado una profunda tristeza que no puedo perder ni dejar ir. Está conmigo en todo momento, inclusive antes de despertar.
Creo que es el precio que debí pagar.
Supongo que es justo.

Os ruego me reciban nuevamente en el Claustro hasta que pueda dar fin a mis días.

(El nombre del monje, a lo largo de los textos recuperados está borrado, tachado, cortado, removido con cuchilla o agujereado)



16/9/08

Torpedo - etimología


En tiempos del Imperio romano, ser alcanzado por un torpedo debía ser una experiencia desagradable, pero no tan traumática como hoy en día. En efecto, torpedo era para los romanos el nombre de un pez de forma alargada, capaz de causar choques eléctricos para defenderse. Como esos choques podían dejar atontadas a sus víctimas, surgió en el propio latín una nueva acepción de torpedo, con el sentido de ‘atontamiento’ o ‘entorpecimiento’, de donde proviene también torpeza.

Los latinos no conocieron, como es obvio, las anguilas de la cuenca amazónica, pero consta que sabían del pez gato o tremielga de la cuenca del Nilo y de la raya eléctrica, también llamada ‘pez torpedo’.
A comienzos del siglo XIX, el inventor norteamericano Robert Fulton desarrolló un artefacto mecánico que estallaba al hacer contacto con un barco y lo llamó torpedo, porque le recordaba el pez del mismo nombre. Pero fue el ingeniero británico Robert Whitehead quien inventó el torpedo como arma con movimiento propio, impulsado por un dispositivo de aire comprimido que le permitía desplazarse a siete kilómetros por hora.

13/9/08

El infinito como límite entre el conocimiento y el lenguaje en textos de Jorge Luis Borges


Este texto es mi trabajo final para el seminario sobre "Juegos filosóficos y enigmas científicos en la literatura de Borges", dictado por Marcelo Leonardo Levinas y Emanuele Leonardi en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, durante la primera mitad de 2008.
Es largo, no creo que el Conde Mascetti lo lea, pero hay gente para todo.
Aquí va.



Dentro de las preguntas que, en mayor o menor medida, alguna vez nos formulamos podríamos enumerar; de dónde venimos; la razón de nuestra existencia; qué hay después de la muerte; cómo entender el infinito en relación al espacio, la eternidad como arquetipo del tiempo, etc. Estos problemas, tan íntimos a la ciencia y al pensamiento filosófico como a todos los seres humanos (en mayor o menor medida), han sugerido variadas respuestas a lo largo de los siglos. Sin embargo, ninguna ha sido o es concluyente, todas son teorías.
En este trabajo, auxiliado por textos de Jorge Luis Borges, además de intentar analizar aspectos de uno de los citados problemas en particular -nos referimos al infinito- cuestionaremos también aquello que conduce inexorablemente a esa bella palabra que Borges sacó del diccionario -la conjetura-, y es el lenguaje.
¿Puede saber más Borges -un escritor- que cualquier científico, matemático o filósofo? La respuesta no se reduce a negar o afirmar, la respuesta es que Borges no sólo fue uno de los más importantes escritores del siglo XX, fue un excelente lector crítico, no sólo literario, sino también científico y filosófico. En el género por él inaugurado -el cuento ensayo-, plantea estos problemas, critica, propone o denuncia estas perplejidades de un modo que a la mayoría de los pensadores le es ajena. Estamos hablando de la literatura.
En el siglo XV, Nicolás de Cusa (1) decía: “No existe proporción perfecta entre la cosa conocida y nuestro conocimiento de ella ni, en general, entre lo medido y la medida. La ciencia humana (el conocimiento humano) es, por ello, conjetural."
Cuando tratamos de pensar el infinito imaginamos el universo, el espacio vacío y negro ocupado por galaxias, estrellas, mundos, etc., pero ¿dónde termina, dónde empieza?Supongamos entonces el universo como una esfera (forma geométrica perfecta), pero allí, ¿dónde está lo infinito?, vemos sus límites y por definición (hasta ahora aceptada) el infinito es aquello que no tiene principio ni fin. Pensemos ahora en una esfera que tenga su centro en cualquier parte y su circunferencia en ninguna y tendríamos quizás una aproximación. Por otro lado podríamos calmar nuestra ansiedad al decir que el infinito tiene un límite interior pero no exterior, que el infinito limita por dentro con sí mismo y por fuera con nada, pero esa nada ¿qué es, cómo imaginarla? Podemos decir, pero imaginarlo, al menos para nosotros ya es dificultoso. Tendríamos también un infinito inverso, que es la subdivisión de la materia incontables veces. Sin embargo la ciencia (dice que) ha demostrado que hay un punto en el cual el átomo ya no es pasible de continuar partiéndolo. Es oportuno y pertinente citar el problema de Aquiles y la tortuga, una de las paradojas de Zenón de Elea (discípulo de Parménides). Borges ha dedicado explícitamente dos ensayos a esta paradoja: Avatares de la tortuga (2) y La perpetua carrera de Aquiles y la tortuga (3) e implícitamente la encontraremos dispersa por casi toda su obra, fundamentalmente cuando habla de uno de sus motivos dianoéticos favoritos: el laberinto (cfr. La muerte y la brújula, La biblioteca de Babel, El jardín de los senderos que se bifurcan, etc.) (4).
Volviendo a la paradoja de Zenón, quien decía que si sometiéramos a una carrera entre Aquiles "piesligeros" y una tortuga que estuviera a 10 metros de distancia, el semidiós más veloz sobre la tierra nunca le daría alcance. La razón que da el eleata es la siguiente: Para que Aquiles venza a la tortuga, primero deberá recorrer la mitad del recorrido que los separan y antes, la mitad de esa mitad y antes, la mitad de la mitad de esa mitad, así hasta el infinito. Si estamos de acuerdo con esto, ni Aquiles ni la tortuga se mueven. Antes de que le replicaran que sin embargo, Aquiles no solo llegará a equiparar a la tortuga sino que la rebasará llegando antes a la meta, Zenón les responderá que ello ocurre en el engañoso mundo sensible -que la doxa llama realidad-; es justamente una triquiñuela de los sentidos. El movimiento es una ilusión. El Ser es inmóvil, inmutable, eterno, continuo, no hay espacio para la nada, y como no hay espacio para ella, no existe, no es. Será más tarde el mundo de las ideas de Platón, el mundo de la perfección inmutable.
Esta paradoja, tan aparentemente ingenua y fácilmente rebatible ha resistido durante siglos los embates de sus refutadores de modo que, como dice Borges, ya puede considerarse inmortal. Borges cita en estos ensayos a Stuart Mills, Bergson, Hobbes, Leibniz, Renouvier, Cantor, Gomperz, Russel, quienes han formulado explicaciones -no siempre inexplicables y vanas-. En Avatares de la tortuga la paradoja se explicaría con la heroica teoría de conjuntos y números transfinitos de Georg Cantor (5). Contradiciendo y pervirtiendo uno de los principios fundamentales de Euclides (6), esta teoría dice que en un conjunto de números (elementos) infinitos la parte es igual al todo. Quiere decir que, por ejemplo, el conjunto de todos los números pares es igual al de los números naturales. Haciendo el ejercicio de relacionar ambos conjuntos al número par 2 le corresponde el número 1; al 4 el 2; al 6 el 3; al 8 el 4; al 10 el 5, y así hasta el infinito, porque de eso se trata, tenemos infinitos números; en el corruptor infinito tendremos la misma cantidad de números. Y así, la parte será igual al todo. Cualquier conjunto de elementos infinitos, no importa su medida (en 1 metro de espacio hay igual cantidad de puntos que en 1 km o 1 millón de km) será igual a otro.
La resistente paradoja podría explicarse así: tanto Aquiles como la tortuga se desplazan por conjuntos infinitos de puntos, los cuales dijimos eran iguales. Sin embargo difieren en su medida: los pasos que dan cada uno de los corredores son de diferente mesura.
Pero en 1902 Bertrand Russell (7) descubre la llamada “Paradoja de Russell”, que demuestra que la noción misma de conjunto, tal como la define Cantor es contradictoria. Veamos la explicación de la paradoja. Todo conjunto no vacío tiene elementos. Pensemos, por ejemplo, en un conjunto formado por tres caballos, sus elementos son esos tres caballos. Pero el conjunto en sí mismo no es caballo, por lo que el conjunto no es elemento de sí mismo. Otro ejemplo, el conjunto {1,2} tiene como elementos al número 1 y al número 2, pero ni el número 1 ni el 2 es {1,2}, luego {1,2} no es elemento de sí mismo. ¿Hay conjuntos que sean elementos de sí mismos? Sí los hay. Por ejemplo, el conjunto formado por todos los conjuntos es también un conjunto y, por lo tanto, es elemento de sí mismo. El conjunto de todas las ideas abstractas es también una idea abstracta, por lo tanto es también elemento de sí mismo. Ahora bien, dado que según Cantor, podemos reunir en un conjunto objetos cualesquiera de nuestra intuición o nuestro pensamiento, podemos entonces definir el conjunto R cuyos elementos son todos los conjuntos que no son elementos de sí mismos.
R = {A:A no es elemento de sí mismo}
¿Es R elemento de sí mismo?
Si R fuera elemento de sí mismo, entonces no cumpliría la condición que define a R y, por lo tanto, R sería elemento de R. Es decir, si R fuera elemento de sí mismo entonces no sería elemento de sí mismo. Esto es una contradicción. Deducimos del párrafo anterior que R no puede ser elemento de sí mismo. Pero si R no fuese elemento de sí mismo, entonces cumpliría con la condición que define a R y en consecuencia sería elemento de R. Entonces, si R fuese elemento de sí mismo deduciríamos que no lo es. Otra contradicción.
Las matemáticas son inevitables en este problema pues el infinito le es pertinente, o viceversa y también es corrompida por éste. La vituperada paradoja de Zenón ocasionó una fuerte revisión y reformulación del conocimiento antiguo. Los griegos decían que la naturaleza se explicaba perfectamente por medio de las matemáticas, pero las paradojas eleáticas hicieron que Aristóteles separara las matemáticas de la física.
Pero las matemáticas son también un lenguaje.
Volvemos entonces a lo que decía al principio Nicolás de Cusa: todo conocimiento de la realidad es conjetural. Y el conocimiento sólo lo podemos hacer ejercer por medio del lenguaje, el cual es conjetural, especulativo, arbitrario, parcial y por lo tanto falaz. Hablamos con metáforas, todo es como si.
El lenguaje está formado por unidades discretas -tienen principio y fin-, la palabra perro comienza con p y termina con o. El lenguaje recorta la realidad y al recortar deja de lado otros aspectos, los oculta. Pero no tenemos alternativa, no podríamos organizar nuestro pensamiento si percibiéramos en un mismo acto la enorme -¿infinita?- multiplicidad de sentido que un objeto emana (volvemos a de Cusa).
Podríamos inferir de esto que la realidad no solo es infinita, sino que es un continuo. Todo está relacionado con todo, como el conjunto de los números pares con los naturales de Cantor. Todo está hecho de la misma materia, la mayor o menor concentración de los diversos elementos químicos determina el perro, el mar, la selva, un botón, una ciudad, una bacteria, el hombre, el universo. No hay separación entre ninguno de los elementos, ni siquiera del vacío que sería un elemento oculto. Todo es un continuo del que lamentablemente no sabemos de donde viene ni a dónde va, es dramáticamente infinito. Y el lenguaje no puede explicarlo porque ha dejado hasta ahora fuera todos los demás datos necesarios para arribar a la solución del problema. Al pecar de esta abstracción el lenguaje corrompe, distorsiona, nos aleja de la verdad. Veamos qué contradictorio es concebir la palabra infinito, que tiene principio y fin, que tiene una inútil definición (es en vano definir cualquier cosa), lo que no tiene principio ni fin.
Borges era un fervoroso admirador de Chesterton, escritor cuyo procedimiento favorito era la paradoja también llamada regressus in infinitum. Es a través de las paradojas que el lenguaje se denuncia involuntariamente imperfecto para conocer conceptos tan particulares como el de la infinitud. Sin dudas elige la paradoja de Aquiles porque es la más literaria de todas las enunciadas por Zenón. Tenemos no sólo a un héroe de la literatura griega, también una persecución, un "crimen" que no puede ser resuelto aunque tengamos todas las pruebas y sepamos o creamos saber quién es el culpable. Ilustrar el problema con un lento y longevo animalejo que nunca será alcanzado por un semidiós inmortal que puede morir (otra paradoja) si le hieren el talón es un acto de creación literaria por parte del antiguo filósofo.
Ejemplos en la literatura del regreso al infinito o paradoja:
Russell: El caso del pueblo donde todos los hombres sólo deben ser afeitados por el barbero. La paradoja ocurre cuando el barbero no tenga quien lo afeite pues nadie puede afeitarse a sí mismo.
Cervantes: El puente y la horca. Todo aquel que llegare a un puente y no sepa la respuesta correcta será ahorcado. Al llegar un sujeto que responde que viene a que lo ahorquen tenemos un regressus in infinitum.
Las mil y una noches: Una de las noches Sherezade narrará al sultán la historia de ella y el sultán.
Borges: El aprendiz de adivino que al ser interrogado sobre el resultado futuro de su examen responde que lo reprobará. Encontraremos otros ejemplos en: La biblioteca de Babel, La muerte y la brújula, Las ruinas circulares, etc.

Para concluir este trabajo enunciaremos instancias literarias que hacen de Avatares de la tortuga algo más que un ensayo científico, una ficción científica (no una ciencia ficción): el ensayo-cuento. Pareciera que la volátil y escurridiza literaturidad, aquella mítica especificidad literaria diera testimonio en la obra borgeana restituyendo el sentido faltante para dar un paso más hacia la verdad.El comienzo, la grandiosa ruptura de la hoja en blanco:“Hay un concepto que es el corruptor y el desatinador de los otros. No hablo del Mal cuyo limitado imperio es la ética; hablo del infinito”. El mal es un concepto humano y como tal, limitado pues el hombre no es inmortal. Quien lo juzga es la ética. Al decir concepto se está refiriendo a algo que tiene una definición, y como dijimos anteriormente, ¿cómo definir con una unidad discreta, como lo es una palabra, algo que es continuo, infinito? El infinito es aquello que no tiene principio ni fin; sin embargo, Aquiles alcanza a al tortuga. Borges propone que admitamos la filosofía idealista para comprender estas paradojas. Un universo imaginado, soñado, mental. Pero no se queda allí; como debía ser, hacia el final, la primera vuelta de tuerca citando a Novalis:"El más grande hechicero sería el que se embrujara él mismo al punto de tomar sus propias fantasmagorías por apariciones autónomas. "Luego pregunta: "¿No sería este nuestro caso? y continúa, Yo conjeturo que así es. Nosotros (la indivisa divinidad que opera en nosotros) hemos soñado el mundo. Lo hemos soñado resistente, misterioso, visible, ubicuo en el espacio y firme en el tiempo; pero hemos consentido en su arquitectura tenues y eternos intersticios de sinrazón para saber que es falso. "Otra paradoja: la indivisa divinidad que opera en nosotros; si es indivisa ¿cómo es que está presente en cada uno de nosotros?, ¿somos dioses? ¿De qué modo opera dios en nosotros, alucinando el mundo como en la Matrix (8)? Y el bellísimo final, "... hemos consentido en su arquitectura tenues y eternos intersticios de sinrazón para saber que es falso.", es creerse sujeto que conoce y ordena la realidad de acuerdo con su lenguaje, que sin embargo deja semiocultas salidas de emergencia, letéicas migajas de pan en el camino para poder salir del sueño y volver, eventualmente a soñarlo, acaso diferente, acaso más perturbador. En Los tigres azules, las piedras imposibles son halladas en una grieta en las rocas de una montaña.
La finalidad de las paradojas, parece querer señalarnos Borges, es recordarnos -acaso de un modo sospechosamente lúdico- que la realidad tal como la entendemos o nominamos es una mera conjetura. Todos los saberes son conjeturales, muy probablemente falsos.
Borges bien pudo haber sido un científico (lo expresa firmemente en Avatares), pero suponemos que descubrió que en la inestable literatura las posibilidades del lenguaje eran mucho mayores y gratificantes que para el conocimiento científico, y que al fin y al cabo todo se reduce a palabras, al pensamiento organizado que no tolera desconocer la legalidad secreta que rige el universo.
Sin embargo, el infinito es.





Bibliografía

De Cusa, Nicolás: http://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_de_Cusa
Borges, Jorge Luis: Obras Completas, Discusión, pg. 254-258, Emecé, 2002.
Borges, Jorge Luis: Obras Completas, Discusión, pg. 244-248, Emecé, 2002.
Borges, Jorge Luis: Obras Completas, Ficciones, Emecé, 2002.
Cantor, Georg: http://es.wikipedia.org/wiki/Cantor
Euclides; http://es.wikipedia.org/wiki/Euclides
Russell, Bertrand: http://es.wikipedia.org/wiki/Bertrand_Russell
Matrix; http://es.wikipedia.org/wiki/Matrix