Cuando los pueblos germánicos invadieron Europa, se asimilaron rápidamente la cultura de las tierras conquistadas, asumiendo su religión, costumbres e idiomas, pero dejaron en ellos la impronta de sus lenguas, como ocurrió en Italia, España y Francia. En la Península Ibérica, nombres germánicos como Fridenandus, formado por frithu (paz, alianza) y nanth (osado, atrevido), dio lugar al españolísimo Fernando, Rodericus, a Rodrigo y Gundisalvus a Gonzalo. En Italia, los godos que se establecieron en el norte, en la región del valle del Po, que se llamaron longobardos (hoy lombardos) y dieron su nombre a la Lombardía, impusieron allí palabras como balko (viga, en el alemán actual, Balken), de la cual se derivó balco (tablado) y más tarde balcone, que dio lugar a nuestro balcón.
Los longobardos pronunciaban la b con fuerza, como consonante explosiva, y por esa razón se formó en italiano el término palco de donde se derivó palco, palabra que en español denota ‘un espacio en forma de balcón para los espectadores de un teatro’ y, en portugués, equivale a nuestro ‘escenario’.
Fuente: La palabra del día
8/3/08
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1 comentarios:
Me encantó!!! ¿Por qué no publicás todos los días la palabra del día?
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